¿Cómo de eficaces son los presupuestos participativos como herramienta para la formulación de políticas?
Los presupuestos participativos son un proceso en el que los ciudadanos deciden de manera directa en qué se gastan los fondos públicos y que, por lo general, se suele aplicar a escala local o regional. Este proceso ha cobrado interés como herramienta para la formulación de políticas, ya que podría fomentar un mayor compromiso cívico a escalas mayores. El equipo de DEMOTEC, dirigido por Paschalia Spyridou, coordinadora del proyecto en la Universidad Tecnológica de Chipre (CUT, por sus siglas en inglés), estudió si los presupuestos participativos, como parte de las políticas urbanas y regionales, han dado lugar a una mayor participación ciudadana y a un electorado mejor informado. Según Vasilis Manavopoulos, director de proyectos de la CUT, la idea de los presupuestos participativos surgió a finales de los años ochenta del siglo pasado en Porto Alegre (Brasil), a partir de un programa político de tendencia izquierdista que abogaba por la justicia social y la reforma de la gobernanza. Desde entonces, se ha adoptado por más de mil quinientos municipios de todo el mundo, entre los que se incluyen doscientos europeos. «La idea de los presupuestos participativos es muy atractiva, ya que pueden conllevar muchas ventajas. Sin embargo, los estudios se han centrado a menudo solo en el éxito de su puesta en práctica, lo que quizá haya sobreestimado sus repercusiones —comenta Manavopoulos—. Queríamos llevar a cabo una investigación más exhaustiva de sus diferentes repercusiones».
Estudios de casos comparativos
Para examinar el efecto de los presupuestos participativos en Europa, el equipo de DEMOTEC llevó a cabo una investigación en regiones urbanas de Chipre, Grecia, Irlanda, los Países Bajos, Polonia, Rumanía y el Reino Unido, que representan un continuo sociopolítico de países con un compromiso variable con este proceso. Se empleó una metodología mixta para evaluar si este proceso influye en el compromiso político, y de qué manera. «Pusimos en marcha tres programas de investigación distintos, a saber: una encuesta para conocer la opinión de los ciudadanos sobre los presupuestos participativos, un análisis de texto para estudiar cómo influyen las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación en esa opinión y una simulación de supuestos para comprobar las hipótesis», explica Manavopoulos. Tres mil ciudadanos representativos de los países estudiados, así como de Alemania, España y Francia, participaron en las encuestas en línea. Se analizaron casi cuarenta y tres mil noticias en línea y más de trescientos mil tuits en nueve lenguas, que se codificaron en función de su valencia/tono (positivo o negativo). Además, se entrevistó a periodistas de las zonas estudiadas y se hicieron simulaciones para examinar cómo afecta el diseño de los presupuestos participativos a los participantes, los procesos y los resultados.
Diferencias regionales
El análisis de las encuestas realizadas hasta la fecha ha revelado un escaso conocimiento de los presupuestos participativos en todos los países, excepto en Polonia, donde se han establecido por ley. Los índices de participación en los siete países habían sido bajos, pero seguía existiendo una gran disposición a participar en convocatorias futuras. «Las principales variables que explican el respaldo a los presupuestos participativos fueron la confianza institucional y social, el compromiso cívico preexistente, como el voluntariado, la educación y el interés previo por la política», observa Spyridou. El análisis de los medios de comunicación reveló que el interés por los presupuestos participativos ha aumentado de forma sistemática desde 2014. «En poco más de la mitad de las noticias, solo se mencionaba de forma ocasional; por lo demás, la cobertura era abrumadoramente positiva. Aunque a menudo se destacaba su carácter práctico y su capacidad para involucrar y empoderar a los ciudadanos, muy pocas veces se mencionaba su potencial transformador, por ejemplo para promover la justicia social», afirma Spyridou. El análisis de los tuits reveló que los presupuestos participativos eran mencionados sobre todo por organizaciones y, cuando lo hacían personas, la mayoría de las veces estas estaban implicadas de manera oficial en el proceso. Los periodistas revelaron que, aunque muchos pensaban que los presupuestos participativos eran útiles para movilizar y empoderar a los ciudadanos, su puesta en práctica no estaba exenta de dificultades. También hubo consenso en que el «malestar democrático» es un fenómeno real y que, aunque los presupuestos participativos son un tema de interés periodístico, es probable que el público no se interese por ellos. Tras tomar parte en las simulaciones, independientemente del grupo, todos los participantes expresaron un alto grado de satisfacción con el proceso, y manifestaron su intención de participar si se implantaba a escala local. «Aunque los experimentos demostraron que todos los grupos puntuaban los presupuestos participativos más alto que antes, el salto más pronunciado se observó en los grupos presenciales en comparación con los grupos en línea. Este resultado podría sugerir el valor de la interacción social en la toma de decisiones comunitarias», agrega Manavopoulos. En la actualidad, los socios de DEMOTEC trabajan ofreciendo servicios de consultoría a los municipios, con el fin de contribuir a promover y aplicar los presupuestos participativos en sus regiones.
Palabras clave
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