¿El dinero da la felicidad?
Dicen que el dinero no da la felicidad. Según una investigación sobre tribus de todo el mundo publicada recientemente en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences»(se abrirá en una nueva ventana), esto es cierto. En encuestas mundiales(se abrirá en una nueva ventana) se señala que los habitantes de los países más ricos muestran niveles más altos de satisfacción vital que los de los más pobres. Sin embargo, omiten a los habitantes de sociedades en las que el intercambio de dinero es mucho menos importante en la vida cotidiana y los medios de subsistencia dependen directamente de la naturaleza. Un equipo de investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), en colaboración con la Universidad McGill de Canadá, realizó una encuesta entre casi tres mil personas de comunidades indígenas y locales en diecinueve lugares de todo el planeta. Solo el 64 % de los hogares encuestados disponían de dinero en efectivo durante este periodo. Los resultados mostraron que los habitantes de las sociedades basadas en la naturaleza eran tan felices y estaban tan satisfechos con su vida como los de las naciones industrializadas.
Crecimiento económico y bienestar
«La fuerte correlación que se observa con frecuencia entre ingresos y satisfacción vital no es universal y demuestra que la riqueza, tal y como la generan las economías industrializadas, no es un requisito fundamental para que los seres humanos tengan una vida feliz», comentó la autora principal e investigadora del ICTA-UAB Victoria Reyes-García en una noticia(se abrirá en una nueva ventana). ¿Debemos entonces asociar los ingresos y el crecimiento económico con la satisfacción vital y el bienestar? «Esta fuerte correlación podría sugerir que solo en las sociedades ricas se puede ser feliz —explicó el coautor Christopher Barrington-Leigh, profesor titular ociado de la Universidad McGill, en una nota de prensa(se abrirá en una nueva ventana). Pero, como solo llevamos unos decenios cuantificando la experiencia de la calidad de vida, y con un conjunto limitado de poblaciones, tenemos que asegurarnos de que no hemos estado generalizando en exceso a partir de los patrones que vimos al principio».
Encontrar la felicidad en las pequeñas cosas
La cuestión sigue siendo por qué estas comunidades registran niveles altos de satisfacción vital. «Trabajos previos sugieren que el apoyo y las relaciones familiares y sociales, la espiritualidad y las conexiones con la naturaleza son algunos factores importantes de los que dependería esta felicidad —explica el autor principal, Eric Galbraith, catedrático de la Universidad McGill e investigador del ICTA-UAB—. pero es posible que los factores importantes difieran significativamente entre sociedades o, a la inversa, que un pequeño subconjunto de factores domine en todas partes. Espero que, aprender más sobre lo que hace que la vida sea satisfactoria en estas comunidades tan diversas, ayude a muchos otros a llevar una vida más satisfactoria y abordar, al mismo tiempo, la crisis de la sostenibilidad». Galbraith cree que este tipo de investigación también podría beneficiar al medio ambiente a largo plazo. «Es una buena noticia para el medio ambiente porque los resultados aportan pruebas sólidas de que no es necesario un crecimiento económico intensivo en recursos para alcanzar niveles altos de bienestar subjetivo».