Bosques resilientes para la sociedad
El cambio climático afecta a los ecosistemas forestales europeos, así como a las industrias y comunidades que dependen de ellos. Los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías prolongadas, los incendios forestales y los brotes de plagas amenazan no solo a los árboles, sino también a las cadenas de valor forestales y a los medios de subsistencia construidos en torno a ellos.
Evaluación de la resiliencia de los bosques
A medida que las perturbaciones se hacen más frecuentes y graves, los bosques pierden su resiliencia y capacidad de recuperación natural. Ello exige claramente planteamientos de gestión forestal previsores y proactivos. Ante esos retos, el proyecto RESONATE(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, aportó conocimientos vitales y estrategias prácticas para ayudar a los bosques europeos y sus cadenas de valor a resistir eficazmente las futuras amenazas. En el proyecto participaron veinte socios de toda Europa y se aplicaron diversos métodos científicos para investigar cómo evaluar, gestionar y mejorar la capacidad de adaptación de los bosques. Los socios desarrollaron el marco de resiliencia operativa(se abrirá en una nueva ventana) (MRO), una herramienta diseñada para evaluar la resiliencia de los sistemas forestales en sus dimensiones ecológica, industrial y social. «El MRO distingue entre variables como el clima o la topografía, y predictores como la diversidad de especies que pueden gestionarse», explica Marcus Lindner, coordinador del proyecto.
Mapa de los focos de perturbación en Europa
Para comprender mejor dónde se necesita con más urgencia la capacidad de recuperación, el equipo de RESONATE creó mapas detallados de los puntos críticos de perturbación en toda Europa. Mediante datos de teledetección, el proyecto descubrió que tanto las alteraciones forestales planificadas como las no planificadas han aumentado significativamente desde los años ochenta del siglo pasado(se abrirá en una nueva ventana). «Demostramos que estas perturbaciones no eran aleatorias, y que las zonas con gran actividad maderera experimentaban perturbaciones naturales más graves. Eso indica que existe una interacción entre el uso del suelo y la vulnerabilidad climática», subraya Lindner. Las perturbaciones inducidas por el cambio climático, como los incendios forestales, podrían duplicarse de aquí a finales de siglo, especialmente en los bosques mediterráneos y templados. Eso indica una necesidad urgente de medidas de adaptación para reducir los riesgos y restaurar ecosistemas más resilientes.
Aumentar la resiliencia de los bosques mediante la biodiversidad
El equipo de RESONATE examinó la capacidad de recuperación de los bosques en nueve estudios de caso europeos. Utilizando modelos de simulación forestal, los socios evaluaron la recuperación de las perturbaciones bajo diferentes regímenes de gestión e identificaron que la diversidad de especies arbóreas es fundamental para la resiliencia de los bosques, por ejemplo al aumentar la resiliencia ante el viento(se abrirá en una nueva ventana). La importancia de los bosques de especies mixtas y la diversidad estructural(se abrirá en una nueva ventana) se puso de relieve en las recomendaciones del proyecto a los responsables políticos. También apoyan el uso de la regeneración natural para mejorar la biodiversidad y subrayan la necesidad de proteger los árboles jóvenes, incluido el roble, de los ciervos. Para mejorar aún más la resistencia de los bosques a la sequía, el equipo de RESONATE sugirió determinadas técnicas de adaptación como el aclareo, períodos de rotación más cortos y la introducción de especies resilientes al clima. Permitir que los bosques se autorregeneren resultó insuficiente por sí solo, sobre todo teniendo en cuenta el ritmo del cambio climático.
Cadenas de valor forestal y resiliencia socioecológica
«RESONATE dio un paso más para extender el concepto de resiliencia a las cadenas de valor forestales», afirma Lindner. Los propietarios forestales locales, especialmente los que tienen un acceso limitado a las infraestructuras, se enfrentan a dificultades tras las perturbaciones. La industria maderera lucha contra las fluctuaciones del suministro, lo cual exige soluciones alternativas, como asociaciones en toda la cadena de valor y mecanismos que garanticen el reparto de riesgos. Además, es necesario invertir en mejores infraestructuras de transporte y almacenamiento, así como en tecnologías de transformación más flexibles. «Cuando se trata de resiliencia forestal, no existe una solución única. Se necesita una acción coordinada para que los bosques, y las cadenas de valor que dependen de ellos, sean más resilientes», concluye Lindner.