¿Por qué algunos sonidos son más molestos que otros?
Los decibelios (dB) son una medida muy conocida que puede indicarnos la intensidad —o el volumen— de un sonido. Pero el efecto de este ruido no puede medirse solo en dB. Por ejemplo, durante el confinamiento debido a la pandemia de COVID-19 en la primavera de 2020, las carreteras londinenses estuvieron casi sin tráfico y los niveles generales de ruido descendieron considerablemente. Sin embargo, las quejas por ruido aumentaron de forma importante en el mismo período. Esto significa que debemos tener en cuenta el entorno sonoro general, afirma Jian Kang, del University College de Londres. «Nuestro estudio(se abrirá en una nueva ventana) en espacios públicos abiertos urbanos indicó que cuando el nivel sonoro es superior a 65-70 dB, cuanto mayor es el nivel de decibelios, menos cómoda se siente la gente —explica Kang—. Pero por debajo de este nivel, otros factores desempeñan un papel importante». Kang y sus colegas entrevistaron a más de nueve mil personas en catorce espacios públicos de ciudades de toda Europa para evaluar hasta qué punto les molestaban determinados sonidos. Descubrieron que los antecedentes culturales, la edad, el sexo, el nivel educativo, la situación residencial e incluso el comportamiento de una persona al percibir un sonido afectan a los niveles de molestia. Las evaluaciones subjetivas de los niveles sonoros incluso difieren entre ciudades(se abrirá en una nueva ventana), lo que podría reflejar diferencias culturales. «En el aspecto acústico, además de los dB, también desempeñan un papel importante las características de frecuencia, incluido el aspecto tonal, y la variación en el dominio temporal», añade Kang. Tanto la fuente como el significado de un sonido desempeñan un papel. Mientras que a casi la mitad le parecía bien oír música en la calle, solo al 4 % le gustaba que viniera de los coches que pasaban. Y si un bebé está llorando, los niveles de enfado pueden variar según de quién sea el bebé, dice Kang. En el proyecto SSID, financiado por el Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana), Kang y sus colegas de múltiples campos científicos trabajaron para medir el efecto de los sonidos en el bienestar humano. El trabajo consistió en definir descriptores, indicadores e índices para los paisajes sonoros, lo que ayudará a los responsables políticos y otras partes interesadas a acceder con más facilidad a la información. Curiosamente, el aumento de los niveles de ruido puede reducir las molestias acústicas. La introducción de un sonido agradable como el del agua corriente también parecía mejorar la experiencia de la gente(se abrirá en una nueva ventana), aunque los niveles sonoros generales resultantes fueran más altos. Estos descubrimientos podrían ayudar a diseñar los espacios urbanos para reducir los efectos nocivos para la salud(se abrirá en una nueva ventana) asociados al ruido ambiental no deseado, como el del tráfico o la construcción, y quizá hacer que las ciudades sean un poco menos molestas para vivir. Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Jian Kang: Medición de la experiencia humana en entornos acústicos