Reforzar la movilidad urbana mediante una planificación integrada
La reducción de emisiones sigue siendo uno de los mayores retos para lograr una movilidad sostenible en la Unión Europea (UE). En las zonas urbanas densas, la implantación de una movilidad eficiente y de bajas emisiones debe tener en cuenta las necesidades de transporte cada vez mayores, tanto de mercancías como de ciudadanos. «No hay espacio para más vehículos en las ciudades», afirma Tiina Ruohonen, coordinadora del proyecto MOVE21(se abrirá en una nueva ventana) de la ciudad de Oslo(se abrirá en una nueva ventana) (Noruega). «Por lo tanto, la cuestión es cómo diseñamos, planificamos e implementamos soluciones de transporte multimodal que faciliten los desplazamientos y hagan de nuestras ciudades lugares agradables para vivir».
Aplicar soluciones de transporte prometedoras
El proyecto MOVE21, financiado con fondos europeos, se centró en la creación conjunta, ensayo y ampliación de soluciones prometedoras de transporte(se abrirá en una nueva ventana) en seis ciudades europeas: Oslo, Gotemburgo, Hamburgo, Múnich, Bolonia y Roma. El proyecto no consistía en desarrollar y probar nuevas tecnologías, sino en combinar la tecnología existente con la innovación no tecnológica de forma más eficaz. El equipo de MOVE21 apoyó el desarrollo de diferentes tipos de centros de movilidad y nuevas innovaciones como hoteles de movilidad(se abrirá en una nueva ventana) y centros de barrio multifuncionales, algunos de los cuales incluían infraestructura de recarga compartida. A su vez, trató de identificar las barreras a la innovación en la regulación y el urbanismo. «Lo fundamental es que hemos adoptado un método integrado de la movilidad urbana, que incluye la necesidad de desplazar tanto personas como mercancías», señala Ruohonen. Esta labor se llevó a cabo en tres niveles. Aunque muchas innovaciones se aplicaron a nivel local, también se intentó fomentar nuevas ideas a nivel gubernamental, donde puede producirse un cambio sistémico. Las conclusiones también se incorporaron a la política de la UE sobre la red transeuropea de transporte(se abrirá en una nueva ventana), un instrumento clave para planificar y desarrollar una infraestructura de transporte coherente, eficiente, multimodal y de alta calidad en toda la UE.
Nuevos métodos de la movilidad urbana
En las seis ciudades se aplicaron diversos métodos interesantes de la movilidad urbana. En Hamburgo, los servicios sociales municipales colaboraron con proveedores privados de logística para poner a prueba unos «centros vecinales» multifuncionales. Entre las cuestiones que se tuvieron en cuenta figuraban las operaciones logísticas a nivel vecinal, como las entregas. Las bicicletas de carga se utilizaron en las entregas de último tramo o en las recogidas del primer tramo. «Este tipo de ideas parten de las necesidades de la comunidad», explica Ruohonen. Tanto en Gotemburgo como en Oslo, agentes privados y públicos se reunieron en un mismo espacio para ofrecer una logística urbana sin emisiones. También se estudiaron redes de coches compartidos, junto con bicicletas de carga y bicicletas privadas para complementar el uso compartido de coches y aumentar el atractivo general del transporte público. En Bolonia se crearon unos treinta centros de movilidad con el objetivo de fomentar los desplazamientos activos y ecológicos, integrando a su vez servicios logísticos como consignas para paquetes.
Integrar la logística urbana y el transporte ciudadano
El proyecto, liderado por las ciudades, ya ha generado algunos cambios sistémicos. Por ejemplo, Gotemburgo ha modificado algunas políticas de estacionamiento, y muchas ideas han sido incorporadas a los documentos normativos. «En este proyecto, hemos podido demostrar de forma concreta las ventajas y el potencial de integrar la logística urbana y el transporte ciudadano, así como compartir recursos», explica Ruohonen. «Los próximos pasos incluyen estudiar cómo poner en práctica lo que hemos probado». El diálogo prosigue a escala de la UE, con el objetivo de garantizar un impacto a largo plazo. La identificación de los obstáculos reglamentarios debería resultar útil para mejorar la legislación. «Nuestra esperanza es que las innovaciones surgidas de este proyecto tengan repercusión a escala local, nacional y de la UE», añade Ruohonen.