Sensores de gases para tubos de escape
Las emisiones de automóviles suponen una importante fuente mundial de contaminación. Las mejoras tecnológicas han ayudado a reducir las emisiones individuales de automóviles; sin embargo, el crecimiento del número total de automóviles en uso neutraliza los avances cosechados. Los contaminantes emitidos incluyen dióxido de carbono (factor de cambio climático global), óxidos de nitrógeno e hidrocarburos (que se combinan para formar niebla tóxica fotoquímica), monóxido de carbono y otras sustancias dañinas. En el momento de modificar la eficacia de los motores (para reducir el consumo de combustible) o la composición del combustible (gasolina reformulada, biocombustible, gas natural, energía de hidrógeno, etc.), o de llevar a cabo otras mejoras potenciales, los ingenieros necesitan un método de evaluación de resultados. La evaluación puede realizarse en un ambiente controlado utilizando un dinamómetro (parecido a una cinta rodante), pero es mejor efectuar las mediciones en condiciones reales de funcionamiento en la propia carretera. Un grupo de compañías europeas, entre las que se incluyen varios fabricantes de automóviles de gran prestigio (Fiat, Renault y Volvo), participó en el proyecto ECONOX II, encaminado a desarrollar un prototipo de sensor de gases de calidad industrial. El sensor examina la composición química de las emisiones de los motores en el tubo de escape, en monóxido del carbono, óxidos de nitrógeno (NOx) e hidrocarburos. La producción masiva del sensor se consiguió utilizando tecnología de serigrafía, que cumple las normas industriales de reproducibilidad y estabilidad de funcionamiento. Las pruebas del los sensores revelaron una buena sensibilidad a monóxido de carbono, hidrocarburos y NO2, pero no fueron satisfactorias para la detección de NO. Las organizaciones de microelectrónica que han participado en ECONOX II buscan extender esta innovadora tecnología serigráfica a otras aplicaciones de sensores no dirigidos a la automoción. Entretanto, los demás socios se proponen sacar el máximo partido a la sencilla estructura planar empleada, que permite que los sensores operen directamente en el flujo de escape, lo que normalmente es imposible debido a las altas temperaturas de funcionamiento. También se busca apoyo para investigaciones más detenidas encaminadas a mejorar la respuesta del sensor (esto es, a NO).