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Microneuroendoscopy of spinal cord (MINOSC)

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Maniobrar con éxito en el espacio subaracnoideo

Un equipo de investigadores del proyecto MINOSC ha analizado imágenes escaneadas por resonancia magnética del espacio subaracnoideo de la médula espinal. Su objetivo era facilitar el tratamiento de las lesiones de la médula espinal.

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Las lesiones de la médula espinal son generalmente el resultado de traumatismos debidos a heridas, pero también pueden deberse a tumores o a enfermedades degenerativas o congénitas. Para que el tratamiento tenga éxito es a menudo necesario explorar la región afectada mediante la inserción de un microendoscopio en la zona que rodea la médula espinal. El espacio subaracnoideo es la cavidad entre las meninges aracnoides y piamadre que contiene el líquido cefalorraquídeo. Los miembros del proyecto europeo MINOSC se marcaron el objetivo de desarrollar un microendoscopio flexible para evaluar visualmente las lesiones y operarlas simultáneamente mediante equipos asociados. Para poder lograr esta meta hubo que analizar las propiedades físicas, anatómicas y fisiológicas del espacio subaracnoideo a fin de garantizar la maniobrabilidad adecuada del endoscopio. El equipo asociado al proyecto de Technion, el Instituto Israelí de Tecnología, se dedicó en particular a investigar zonas previamente inexploradas del espacio subaracnoideo de la región torácica. Se fusionaron las imágenes obtenidas por resonancia magnética (IRM) de cuarenta y dos pacientes para producir datos sobre las dimensiones de la médula espinal y el volumen y la forma del saco dural y el espacio subaracnoideo. Para producir un mapa completo, dichas imágenes se tomaron en los niveles de la región medio vertebral y los discos intervertebrales. Las mediciones coinciden con las disponibles de estudios anteriores. Las medidas que se tomaron desde el plano transversal mostraron que, para cada nivel de sección transversal, el espacio subaracnoideo era bastante simétrico a los lados derecho e izquierdo de la espina dorsal y presentaba un bajo grado de variación. Sin embargo, la medición desde el plano longitudinal revela un panorama muy diferente. Al dividir el cuerpo en una parte anterior y una posterior, se encontró que había un coeficiente de variación muy importante (de nada menos que del 42%). Las conclusiones de este estudio no sólo amplían los conocimientos sobre la estructura de la médula espinal, sino que los modelos también dictan las dimensiones máximas que puede alcanzar el endoscopio para poder realizar movimientos precisos en el espacio subaracnoideo. Esto, sin duda, aumentará el éxito de las intervenciones quirúrgicas practicadas en pacientes con lesiones de médula espinal.

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