Grandes expectativas para el humilde catalizador de escape Residuos radiactivos, almacenamiento subterráneo, bidón de residuos, bentonita, tecnología de cojines de aire El proyecto comunitario Regencats, dedicado a la automoción, un sector industrial en el que una reducción de los costes puede marcar la diferencia para ser competitivo, estudió los aspectos prácticos de reutilizar catalizadores de escape pertenecientes a coches que ya han llegado al final de su vida útil. La prolongación de la vida útil de los catalizadores se suma a los esfuerzos que hay en marcha en todo el mundo para cumplir la normativa relativa a emisiones, cada vez más rigurosa. Tecnologías industriales © Shutterstock Los automóviles se fabrican en serie desde principios del siglo XX y su creciente número da movilidad a cada vez más personas. La cifra actual de automóviles en servicio ronda los 800 millones y no deja de aumentar, lo cual tiene un impacto sustancial y cada vez más grave en un medio ambiente ya sometido a fuertes presiones. La combustión imperfecta y la presencia de impurezas en el carburante empleado por los automóviles provocan la emisión de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno e hidrocarburos sin quemar. Por fortuna se ha hallado un modo de convertir estos gases de gran toxicidad en productos derivados inocuos, evitando así la liberación de contaminantes a la atmósfera. Ésta función la desempeñan los convertidores catalíticos, que eliminan a la vez los tres tipos de contaminantes mencionados, motivo por el que reciben el nombre de catalizadores de tres vías (TWC). Pese a tratarse de una tecnología bien asentada, siguen investigándose formas de prolongar la durabilidad de los catalizadores con el fin de que éstos absorban más emisiones durante su vida útil y ayuden a cumplir los niveles de emisiones exigidos. Los socios del proyecto Regencats decidieron estudiar dos formas de alcanzar esta meta: mejorar la estabilidad térmica del material metálico o cerámico que sustenta el material catalítico activo, o bien regenerar el catalizador. Con el paso del tiempo es inevitable el deterioro de los TWC. El riguroso entorno en el que funcionan no sólo provoca su deterioro con el tiempo, sino que también contamina su superficie activa con agentes reactivos en forma de impurezas y otros compuestos que se encuentran en el interior del escape. Con el fin de recuperar la capacidad catalítica perdida de los TWC gastados se pusieron a prueba distintos tratamientos con gas y calor. En primera instancia se aplicaron sustancias químicas para eliminar los agentes tóxicos culpables del deterioro del catalizador. Después de esta reactivación química se aplicó un tratamiento térmico. Las mejoras técnicas logradas por el proyecto Regencats permitieron recuperar plenamente la actividad catalizadora original. Pero quizás aún más destacables son las ventajas económicas que los socios encontraron en el reciclaje de catalizadores. Puesto que los catalizadores rehabilitados tienen una vida útil más larga que los catalizadores nuevos, el coste del proceso se amortizaría al no tener que reemplazar el dispositivo por uno nuevo. Además, una vez un coche llega al final de su vida útil, la reutilización de su catalizador en otro automóvil sería beneficiosa no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde el ecológico. A medida que aumenta el número de automóviles en el mundo, cobra importancia maximizar el reciclaje de los vehículos que llegan al final de su vida útil para mitigar los daños al medio ambiente. La proporción de automóviles reciclados en la actualidad es mucho mayor que la de cualquier otro producto de consumo. No obstante, la tecnología propuesta por el proyecto Regencats podría reducir aún más la cantidad de material procedente de automóviles viejos que va a parar a vertederos subterráneos.
