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Grandes logros de proyectos -Grandes avances nanotecnológicos generan productos revolucionarios

No hace tanto los teléfonos móviles tenían las dimensiones de un ladrillo, los ordenadores portátiles no se habían inventado y los dispositivos electrónicos diminutos que cualquiera lleva actualmente en el bolsillo y considera fundamentales en su vida eran apenas esbozos en la imaginación de algunos científicos. La nanociencia, que es la ciencia de lo diminuto, ha transformado la industria electrónica. Y la investigación europea ha estado a la cabeza de esta transformación.

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El tamaño de los dispositivos electrónicos no deja de menguar, justo al contrario que su potencia, velocidad y funcionalidad. Los avances de la nanoelectrónica traen consigo oportunidades nuevas y trascendentales de desarrollar microchips de tamaños cada vez más pequeños y siempre a un precio atractivo para el sector y para el usuario final. Consciente del desafío que esto plantea, la Comisión Europea reunió a entidades clave en este campo —empresas, institutos de investigación y universidades— con el fin de idear procesos avanzados orientados al desarrollo de tecnología de microchips cada vez más diminutos, de 32 nanómetros o incluso menos (un nanómetro, o nm, equivale a la milmillonésima parte de un metro). Pero las leyes de la física no han facilitado esta tarea. Según la Ley de Moore —en honor a Gordon Moore, uno de los fundadores de Intel—, el número de transistores contenidos en un microchip se duplica cada dos años. El sector de la informática no deja de desafiar ese límite compactando más y más funciones en un único chip. Y la investigación europea se sitúa a la vanguardia de las tecnologías de metal-óxido-semiconductor complementario (CMOS) que posibilitan esta progresión tecnológica. Superar los límites de la física En el año 2004, la Unión Europea inició una campaña orientada a liderar el campo de la tecnología CMOS mediante la financiación de un proyecto integrado denominado Nanocmos llamado a convertirse en una plataforma de desarrollo de conocimientos y habilidades prácticas. Los participantes colaboraron para formar en Europa una comunidad científica unida y activa, necesaria para desarrollar tecnologías CMOS de 45 nm, 32 nm e incluso inferiores. Los alentadores resultados arrojados por Nanocmos animaron a la UE a prolongar sus esfuerzos financiando el proyecto Pullnano. Esta nueva iniciativa, impulsada por los participantes de Nanocmos y otros quince socios académicos nuevos, siguió ampliando los límites del conocimiento en este difícil campo. De este proyecto salieron tecnologías CMOS de 45 nm y 32 nm que habilitaron a los fabricantes europeos de circuitos integrados para consolidar su posición en el mercado mundial de la microelectrónica. Dichas tecnologías CMOS de 45 nm y 32 nm han sido retomadas por las agrupaciones o clústeres de nanoelectrónica de Eureka. Éstas desarrollaron un proyecto titulado Foremost que a mediados de 2009 completó con éxito una versión industrial de la tecnología de 45 nm empleada actualmente en sus sistemas de producción por STMicroelectronics, uno de los principales fabricantes europeos de chips. Los frutos de Pullnano sustentan hoy en día la importante actividad innovadora que tiene lugar en el sector europeo de la I+D, favoreciendo la creación de productos y servicios con múltiples aplicaciones, desde las comunicaciones y los productos de consumo hasta sistemas electrónicos integrados en procesos industriales. Por ejemplo, algunas de las aplicaciones desarrolladas se emplean en las últimas generaciones de teléfonos inteligentes, televisores, sistemas audiovisuales y una larga serie de dispositivos móviles y ordenadores portátiles. Los proyectos Nanocmos y Pullnano han ayudado, en definitiva, a los fabricantes europeos de chips a mantener su potente aportación a la industria mundial de la microelectrónica y han facilitado el diseño de nuevos y complejos «sistemas en chip» (SoC) y su correcta introducción en el mercado. Asimismo, las tecnologías surgidas de estos proyectos consecutivos se emplean en una serie de proyectos más orientados a aplicaciones concretas relacionadas con objetivos como la eficiencia energética, la reducción de las emisiones de CO2 y la fabricación de automóviles eléctricos. Gracias a la visión de futuro de su política en materia de financiación de la investigación, la Comisión Europea ha ayudado a la industria europea a asumir una valiosa función de liderazgo en un campo tecnológico trascendental y en rápida evolución. Los frutos de todo ello se reflejan en los pequeños pero potentes dispositivos electrónicos que facilitan a diario nuestra vida, el trabajo, la conducción y el confort doméstico.