Aviones más «sanos»
Los métodos empleados para evaluar el mantenimiento de las líneas aéreas y la vida útil de los aviones han evolucionado muchísimo durante el último siglo. Los fabricantes han avanzado partiendo de las evaluaciones de seguridad estática (sin tener en cuenta el movimiento de las piezas y los sistemas) pasando por las de seguridad intrínseca o ante fallos, («fail-safe», centradas en no permitir ninguna avería), hasta llegar a las evaluaciones de análisis de tolerancia a daños (aviones capaces de funcionar con daños leves), desarrollando métodos que permiten predecir con mayor exactitud los posibles fallos en mecanismos y el uso en servicio. Dos nuevos planteamientos que resultan prometedores con vistas a reducir el mantenimiento, mejorar la fiabilidad y alargar la vida útil de las aeronaves son la vigilancia de la salud estructural (SHM) y la amortiguación de las vibraciones. El primero se refiere a la supervisión permanente de los componentes y sistemas para registrar los cambios en los mismos y advertir de las amenazas inminentes en términos de rendimiento y seguridad. El segundo se refiere a la reducción de las vibraciones que, a menudo, son la causa de fallos inesperados o propagaciones de grietas. Los dispositivos utilizados tanto en SHM como en amortiguación de las vibraciones, con frecuencia, tienen que ubicarse en zonas remotas, por lo que las fuentes renovables de energía resultan atractivas a la hora de garantizar un suministro constante de energía a los mismos. El proyecto Advice («Sistemas autónomos de detección de daños y control de la vibración») se propuso desarrollar formas de aprovechamiento de la energía mecánica inherente a las vibraciones estructurales para el suministro de energía a los sensores autónomos utilizados para la SHM y la amortiguación de vibraciones. Los investigadores, financiados por la Unión Europea, fueron capaces de diseñar, fabricar y probar un dispositivo único con autonomía energética y que resultaba a la vez compacto y ligero. Dicho dispositivo se integró en un sistema completo, que incluye una puerta de enlace y una estación central para la recopilación y el análisis de datos. El sistema, en su conjunto, presenta una autonomía energética parcial. A continuación, los investigadores sometieron el sistema a los patrones de vibración que suelen encontrarse en las estructuras de las aeronaves durante el vuelo. Posteriormente caracterizaron la capacidad de detección de daños para evaluar la seguridad y la fiabilidad. A lo largo de este proceso, describieron complejos parámetros que influyen en la identificación de daños y su posterior localización. El sistema autónomo móvil para su uso en SHM y amortiguación de las vibraciones desarrollado por los miembros del consorcio debería disminuir el tiempo y los costes de mantenimiento de las líneas aéreas y aumentar la fiabilidad de las mismas. Y esto es sin duda una buena noticia tanto para los fabricantes como para los consumidores.