Trenes de aterrizaje adaptativos e innovadores
Los materiales piezoeléctricos y magnetorreostáticos son dos materiales inteligentes diferentes que se emplean en distintos tipos de ensayo y funciones industriales. Los materiales piezoeléctricos cambian de tamaño en respuesta a una carga eléctrica. Por su parte, los fluidos magnetorreostáticos pasan a un estado prácticamente sólido en fracciones de segundo cuando se exponen a un campo magnético. El proyecto Adland («Trenes de aterrizaje adaptativos para mejorar la absorción de impactos») tenía la finalidad de desarrollar y poner a prueba conceptos nuevos basados en materiales piezoeléctricos y magnetorreostáticos en amortiguadores adaptativos y amortiguadores de vibraciones activos para su empleo en trenes de aterrizaje aeronáuticos. En la actualidad sólo se utilizan sistemas pasivos cuyas condiciones y características vienen determinadas por las condiciones de carga más frecuentes. No obstante, debido a las muy distintas cargas que se producen a la hora del aterrizaje, el rendimiento de los sistemas pasivos no siempre es óptimo. Los investigadores al cargo del proyecto trabajaron en la adaptación activa de los elementos estructurales de absorción de energía, por lo general más fiables, estables y rentables que los métodos pasivos de absorción de energía. En concreto utilizaron sensores que evaluaron con antelación el impacto potencial que podría ejercer y activaron una respuesta en disipadores semicontrolables variables en función de cargas inminentes. Los sistemas de adaptación activa garantizaron que los requisitos energéticos externos se redujeran al mínimo gracias a que los accionadores se dedicaron a modificar las fuerzas locales y no a generar otras. Los logros del equipo científico se podrían resumir en el desarrollo, caracterización y predicción de la respuesta a nuevos fluidos magnetorreostáticos y en la incorporación de éstos a un dispositivo de amortiguación magnetorreostático fluido a escala completa. Del mismo modo produjeron una válvula de amortiguación piezoeléctrica para su empleo en un sistema de amortiguación. Por último construyeron unas instalaciones para ensayos de caída en las que se probó el amortiguador de vibraciones y el amortiguador propiamente dicho. Se demostró que el sistema era a prueba de fallos. El nuevo amortiguador magnetorreostático mostró una controlabilidad excelente. Uno de los puntos más reseñables fue el vuelo de prueba pionero realizado con el amortiguador aeronáutico adaptativo piezoeléctrico. Los resultados del proyecto Adland influirán sobre todo en el diseño y la seguridad de la industria aeronáutica, pero también en el ámbito más general de la absorción de impactos y la amortiguación de vibraciones. Este aprovechamiento innovador de materiales adaptativos destinado a mejorar el tren de aterrizaje de las aeronaves permitirá que la industria aeroespacial europea obtenga una ventaja competitiva, ventaja que ejercerá un efecto positivo en muchas otras industrias, mejorando al mismo tiempo los estándares de seguridad y confianza del cliente y generando importantes beneficios económicos.