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La innovación y la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo

Con el fin de mejorar las condiciones para la creación de empresas en Europa, Edith Cresson, comisaria europea responsable de la investigación y la innovación, inició en diciembre de 1997 un proceso generalizado de consulta. Tras una mesa redonda en la que se plantearon los te...

Con el fin de mejorar las condiciones para la creación de empresas en Europa, Edith Cresson, comisaria europea responsable de la investigación y la innovación, inició en diciembre de 1997 un proceso generalizado de consulta. Tras una mesa redonda en la que se plantearon los temas principales, tres grupos de trabajo -integrados por industriales, investigadores y representantes de organizaciones intermediarias- se han dedicado a analizar dichos temas en profundidad. En una conferencia celebrada recientemente en Luxemburgo se han sometido a debate las conclusiones de estos grupos de trabajo. La Comisión, tomando como base dicho debate, tiene la intención de presentar propuestas de acción con el objeto de mejorar las condiciones para la creación y desarrollo de nuevas empresas. Estas propuestas se pondrán en práctica conjuntamente con el V Programa Marco, garantizando así un alto grado de complementariedad entre los mismos, aunque las propuestas tendrán un impacto que se hará sentir más allá del Programa Marco. La Comisión presentará sus propuestas en una conferencia que se celebrará en Viena en noviembre de 1998. Entre los ejemplos de propuestas debatidas en la conferencia de Luxemburgo figuran la creación de premios para los mejores empresarios en Europa y la fundación de un club de empresas innovadoras. Con todo, es evidente que para reducir el déficit de la innovación en Europa se requieren acciones que traten de cambiar la cultura europea. La imagen de los empresarios debe ser más positiva, como ocurre en los Estados Unidos, donde la voluntad de probar y comercializar nuevos productos, con los riesgos que ello entraña, se valora mucho más. Este cambio cultural debería comenzar en la educación, inculcándose desde el principio un espíritu innovador. Una serie de actuaciones destinadas a mejorar el grado de sensibilización pública sobre la innovación ya se encuentran en curso o en fase de preparación. Entre las mismas se incluye el desarrollo de un esquema de las tendencias de la innovación, el cual permitirá a los europeos constatar y comparar las mejores prácticas en las técnicas y políticas innovadoras. Mediante la identificación, comparación y difusión de las mejores prácticas en los campos de la financiación y la transferencia de tecnología, Europa podrá mejorar su nivel de innovación. Los grupos de trabajo, que presentaron sus informes en la conferencia de Luxemburgo, analizaron tres fases independientes del desarrollo de nuevas empresas, cada una de las mismas caracterizadas por sus propios problemas y soluciones. - Gestación de proyectos Esta primera fase requiere, ante todo, el desarrollo de un entorno que favorezca la innovación, formando para ello a los profesionales en las cuestiones relacionadas con la creación de empresas y fomentando actitudes innovadoras. Se considera de vital importancia mejorar la imagen de los empresarios y promover el valor de las empresas derivadas. Por otro lado, los métodos de evaluación deberían ser más fidedignos y se debería desarrollar un sistema de acreditación para las empresas innovadoras. - Puesta en marcha El segundo grupo sometió a estudio la fase de puesta en marcha. El aspecto más importante de esta fase es facilitar el acceso a la financiación y reducir la carga administrativa de las nuevas empresas. Es necesario armonizar y simplificar el sistema de patentes europeo "con el fin de que beneficie más a los inventores que a los expertos en patentes". En esta fase podrían considerarse medidas para ayudar a nuevas empresas, como por ejemplo una red de expertos, el desarrollo de redes de "ángeles" empresariales (inversores no oficiales) y un club de empresas innovadoras. - Crecimiento El tercer grupo examinó la cuestión de cómo fomentar el crecimiento de las empresas innovadoras, una cuestión de vital importancia para la creación de puestos de trabajo. El crecimiento depende normalmente del acceso a los mercados y del reparto de los beneficios, aspectos ambos que cuentan con grandes limitaciones en Europa. Es fundamental apoyar a los empresarios europeos por lo que respecta a la gestión del crecimiento de las empresas. Otros requisitos previos son la creación de un mercado bursátil que proporcione fondos para empresas tecnológicas -similar al NASDAQ de los Estados Unidos- y la creación de "tecnopolos" (grupos tecnológicos) como "Silicon Valley". Diferentes formas de atraer directores a pequeñas empresas podrían ser las opciones de compra de acciones o los planes de pensión. Por otro lado, las autoridades públicas deberían llevar a cabo gestiones para mejorar el entorno jurídico y fiscal de las empresas. También deberían crearse grupos de expertos para ayudar a las empresas a asimilar las nuevas tecnologías que resultan esenciales para el desarrollo de nuevos productos. El éxito de los grupos de trabajo y de la conferencia de Luxemburgo a la hora de fomentar un debate sobre estas cuestiones y formular un amplio abanico de recomendaciones concretas para actuaciones a escala nacional y europea ha proporcionado a la Comisión una gran cantidad de materiales de estudio para la preparación de las propuestas de acción. La Comisión presentará sus propuestas en la conferencia de Viena, prevista para el 11-13 de noviembre de 1998. Con estas propuestas la Comisión tratará de dar respuesta a las necesidades expresadas por las empresas durante el proceso de consulta.

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