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Un nuevo blindaje contra la radiación magnética para proteger a los astronautas en misiones en el espacio lejano

Un proyecto financiado con fondos europeos ha ofrecido tecnologías capaces de proteger a los astronautas de radiaciones perniciosas en misiones al espacio lejano.

El proyecto SR2S (Space Radiation Superconducting Shield) concluyó en diciembre de 2015, y dejó como legado el conocimiento y las herramientas necesarias para crear estructuras de blindaje magnético que protejan a los astronautas de la radiación generada por los rayos cósmicos galácticos. La exposición prolongada a la radiación espacial aumenta enormemente el riesgo de los astronautas de sufrir ciertos tipos de cáncer. Para evaluar la viabilidad de producir un blindaje de este tipo, el proyecto se decantó por el empleo de superconductores, materiales sin resistencia eléctrica a temperaturas extremadamente bajas, para resolver uno de los retos más importantes a los que se enfrentó el equipo, el peso de los grandes imanes. En las misiones destinadas al espacio lejano, cada kilogramo añadido a la aeronave aumenta el coste en 15 000 dólares estadounidenses. Por otro lado, los superconductores sólo funcionan cuando operan en entornos muy fríos, a temperaturas no muy superiores al cero absoluto. Dadas sus temperaturas, el espacio profundo es uno de los pocos entornos naturales en los que el uso de esta tecnología es, además de posible, extremadamente útil. El equipo al cargo de la investigación presentó varias estructuras de blindaje capaces de resolver los problemas propuestos, en concreto el logro de una «estructura de calabaza». Esta consiste en lograr una configuración de blindaje ligera y adecuada para las misiones largas en el espacio profundo. Esta estructura reduce la cantidad de material que cruzan las partículas incidentes y por tanto evita la generación de partículas secundarias y aumenta así la eficacia del blindaje. Al adoptar este diseño se logra un blindaje magnético tres mil veces más potente que el de la Tierra y capaz, en principio, de proyectar un campo de fuerza de diez metros que desvíe los rayos cósmicos de la superficie de la aeronave, protegiendo así a los astronautas que se encuentren en su interior. El material ideal para crear el campo de fuerza sería el diboruro de magnesio (MgB2). La empresa italiana Columbus Superconductors, uno de los socios del proyecto SR2S, ha utilizado cables de MgB2 para distintos fines, entre ellos aplicaciones médicas y levitación magnética para el transporte, lo que demuestra la utilidad de esta tecnología en la Tierra, en ámbitos como el sanitario o la generación de electricidad. La tecnología de SR25 se seguirá probando a corto y medio plazo y es probable que pasen varios años antes de poder disponer de esta tecnología en misiones espaciales tripuladas hacia los confines del Universo. El proyecto ilustra el potencial que entraña la colaboración entre investigadores y entidades industriales de Europa en pos de una política espacial europea común. En definitiva, sus resultados permiten que la posibilidad de enviar astronautas al espacio profundo esté algo más cerca. Para más información, consulte: la web del proyecto SR2S

Países

Italia

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