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Se revela la identidad genética de los primeros agricultores y ganaderos de la historia

Un equipo de investigadores financiado en parte por el proyecto ADNABIOARC, auspiciado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI), ha realizado nuevos hallazgos que redefinen el conocimiento relativo a la herencia genética de las poblaciones de la actual Eurasia occidental.

El estudio, publicado en la revista «Nature», ha revelado la identidad genética y la dinámica poblacional de los primeros agricultores y ganaderos que pisaron la Tierra. Esto se consiguió efectuando análisis pioneros a gran escala del genoma completo de restos humanos antiguos encontrados en Oriente Próximo. Grupos descritos recientemente El estudio pone de manifiesto la existencia de tres poblaciones agrícolas y ganaderas de entre ocho y doce mil años de antigüedad que habitaron en Oriente Próximo. En concreto, se trata de dos grupos que han sido caracterizados recientemente descubiertos en las zonas que a día de hoy corresponden a Irán y el Levante, además de un grupo ya conocido en Anatolia —parte de la actual Turquía—. Los hallazgos también sugieren que la difusión de la agricultura y la ganadería por Oriente Próximo se debe —al menos en parte— a que los grupos existentes inventaron o adoptaron técnicas agropecuarias y no porque una población determinada reemplazara a otra. «Algunas de las primeras prácticas agropecuarias tuvieron lugar en el Levante —incluyendo Israel y Jordania— y en los montes Zagros de Iran, dos márgenes de la región del Creciente Fértil», explicó Ron Pinhasi, profesor del University College de Dublín y uno de los coautores sénior del estudio. «Nos propusimos descubrir si existían similitudes genéticas entre estos primeros grupos de agricultores y ganaderos, o bien entre ellos y las poblaciones de cazadores-recolectores que habitaban estos lugares con anterioridad con el fin de adquirir un mayor conocimiento sobre cómo se produjo la primera transición de la historia a la agricultura y la ganadería». Las investigaciones realizadas por el equipo han modificado el conocimiento existente sobre la herencia genética correspondiente a las poblaciones actuales de Eurasia occidental. Según se desprende del estudio, tales poblaciones serían los descendientes de cuatro grupos principales: un grupo de cazadores-recolectores que moraba en Europa occidental, otro grupo de idéntica índole originario de Europa oriental y la estepa rusa, y los dos citados grupos de agricultores y ganaderos de Irán y el Levante. «Hemos descubierto que las poblaciones, relativamente homogéneas, que pueblan la Eurasia occidental actual —incluyendo Europa y Oriente Próximo— proceden de una variedad de pueblos que, por lo general, estaban muy subestructurados y se caracterizaban por ser tan diferentes los unos de los otros como lo son hoy en día los ciudadanos europeos de los de Asia oriental», comentó el profesor de la Escuela de Medicina de Harvard David Reich, otro de los coautores sénior del estudio. En las poblaciones de Oriente Próximo se produjeron mestizajes y movimientos migratorios a la regiones vecinas, lo que propició que se entremezclaran con los habitantes de las mismas hasta que estos grupos —originalmente muy diversos— alcanzaron un alto grado de similitud genética. Solventar el problema de la escasa calidad de los restos de ADN Distintos avances en las tecnologías destinadas a analizar ADN antiguo han permitido demostrar el mestizaje entre poblaciones y las migraciones a gran escala que acaecieron hace miles de años. Sin embargo, la región de Oriente Próximo es una de las zonas en las que esta labor ha resultado más complicada debido a su clima cálido y a la consiguiente degradación del ADN encontrado en huesos que no estaban enterrados. El equipo solucionó este problema mediante la extracción de material genético de huesos pertenecientes al oído —que contienen hasta cien veces más ADN que otros huesos del organismo— y empleando la técnica de hibridación en solución para enriquecer el ADN humano y evitar que el ADN de microbios contaminara las muestras. Este procedimiento combinado posibilitó que los investigadores recabaran información genómica de gran calidad procedente de los restos, de entre catorce mil y tres mil cuatrocientos años de antigüedad, pertenecientes a cuarenta y cuatro personas que habitaron en Oriente Próximo. Entre estos se contaban cazadores-recolectores pertenecientes a grupos anteriores a la agricultura y la ganadería, algunos de los primeros agricultores y ganaderos, así como varios de sus descendientes. Los investigadores hallaron que los primeros pueblos agrícolas y ganaderos del Levante, Irán y Anatolia eran genéticamente distintos. Este descubrimiento fue posible gracias a comparar los genomas no sólo de dichas poblaciones, sino también los pertenecientes a doscientos cuarenta individuos de regiones cercanas analizados anteriormente, por un lado, y los de alrededor de dos mil seiscientos ciudadanos actuales, por otro. «Tal vez un grupo domesticó cabras, otro empezó a cultivar trigo y se compartieron estas prácticas de algún modo», elucubra Iosif Lazaridis, uno de los integrantes del equipo de investigación. «Todas estas poblaciones inventaron o adoptaron algunas facetas de la revolución agraria, y todas ellas prosperaron». Durante los siguientes cinco mil años, se produjo un mestizaje entre distintos grupos de Oriente Próximo que practicaban la agricultura y la ganadería, además de entre estos y poblaciones europeas de cazadores-recolectores. Una vez alcanzada la Edad del Bronce, la ascendencia genética de las poblaciones se remontaba a numerosas fuentes y presentaba una gran similitud con la de las poblaciones contemporáneas. Los descendientes de cada uno de estos grupos de agricultores y ganaderos contribuyeron a conformar la ascendencia genética de los habitantes de otras partes del mundo incluso cuando empezaron a entremezclarse. Los individuos relacionados con el grupo de agricultores y ganaderos de Anatolia se desplazaron rumbo al oeste hacia Europa, los del grupo del Levante hacia África oriental y los de Irán o el Cáucaso al norte hacia la estepa rusa. Por su parte, aquellos vinculados tanto al grupo de agricultores y ganaderos de Irán como a los cazadores-recolectores de la estepa migraron al sur de Asia. «Oriente Próximo suponía la pieza que faltaba para entender muchos de los movimientos migratorios humanos», aseveró Pinhasi. De cara al futuro, el equipo de investigación está deseoso de analizar restos de individuos pertenecientes a las primeras civilizaciones de la historia que descienden de los grupos en torno a los que orbita este estudio. Para más información, consulte: Página del proyecto en CORDIS

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