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El poder del lenguaje y el lenguaje del poder en el Islam de Occidente en la Edad Media

Una investigación financiada por la Unión Europea sobre unos excepcionales documentos medievales ha aportado información esclarecedora sobre el uso del lenguaje con el propósito de imponer el poder sobre las diversas poblaciones del imperio almohade mediterráneo.

Durante los siglos XI a XIII, el norte de África y el sur de España pertenecieron a un mismo ente político regido por una dinastía de origen bereber: el imperio almohade, que se extendía desde el Atlántico hasta la Trípoli de la actual Libia, y desde la actual Mauritania —por el sur— hasta las murallas de Toledo —por el norte, en la península Ibérica—, siendo así el mayor imperio euroafricano que jamás haya existido. La Unión Europea concedió financiación a un grupo de estudiosos para que realizasen una labor de traducción del árabe y de análisis de documentos raros de este periodo, labor que ha arrojado luz sobre el modo en que los gobernantes de dicha dinastía almohade emplearon un lenguaje muy literario para reforzar su legitimidad e imponer su autoridad en todo su vasto imperio. Concretamente, los almohades marginaron a los ulemas a la hora de interpretar la ley, de tal modo que el imperio almohade (1130-1269) dejó de estar sometido en la práctica al Islam de Oriente Próximo. Así, sus dirigentes se proclamaron califas e impulsaron una ideología independiente. Durante los seis años que duró el proyecto IGAMWI, que finalizó en septiembre de 2016, Pascal Buresi, profesor e investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) y catedrático de la Escuela de Estudios Avanzados de Ciencias Sociales (EHESS) de París, y su equipo analizaron y tradujeron al francés y el inglés misivas de la Cancillería, es decir, el departamento responsable de la correspondencia y el archivo de la corte real almohade. Actualmente se conservan cerca de tres centenares de estos documentos, repartidos entre Marruecos, Túnez, España e Italia. Se trata de cartas referentes a victorias y derrotas militares, discursos de los gobernantes acerca de decisiones y políticas generales del imperio, nombramientos de funcionarios públicos del imperio y misivas informativas remitidas a los gobernantes almohades desde las provincias. Estos documentos han arrojado información muy esclarecedora sobre un periodo histórico que únicamente se conoce por medio de relatos del Magreb, «en muchos casos, redactados con gran posterioridad a los acontecimientos descritos y conforme a una visión muy sesgada», asegura el profesor Buresi. Un lenguaje retórico «La mayor dificultad para nosotros radicó en el lenguaje retórico de los documentos», reconoce el profesor Buresi. Los funcionarios empleados en la Cancillería, llamada «Diwan-I-Insha», u Oficina de Creación [literaria] eran hombres muy cultos, versados en poesía, literatura, derecho y el Corán. «Escribían en prosa rimada y con frecuencia jugaban con el lenguaje, realizando innovaciones retóricas que son características de grandes obras de la literatura. Pero también usaron un lenguaje administrativo cercano al del derecho. Esas cartas transmitían la ley del imperio y se erigieron en la voz de la autoridad de los gobernantes almohades —añadió el profesor Buresi—. Podían sacar una palabra del Corán y darle un significado diferente. Por tanto, públicamente aseguraban ser fieles a la tradición y afirmaban emplear el árabe y el Corán verdaderos, pero en realidad innovaron y crearon un nuevo lenguaje del poder islámico». Sin embargo, como consecuencia de esto, los diccionarios modernos no servían a los investigadores para entender la verdadera intención de los textos. Por fortuna, el equipo científico dio también con manuales de la Cancillería que prescribían la forma de redactar las cartas e indicaban las formas correctas de los vocablos en cada circunstancia. Se hallaron cientos de páginas plagadas de reglas y explicaciones, y también ejemplos de misivas, todo lo cual permitió descifrar e interpretar el lenguaje utilizado. Una reorganización de las estructuras Toda la documentación mencionada proporcionó información muy relevante y desconocida hasta ahora. «Estos documentos muestran con claridad que la dinastía almohade se afanó en reorganizar las estructuras de poder y autoridad en su beneficio», asegura el profesor Buresi, quien se dispone a publicar, junto con sus cuatro colaboradores, tres libros basados en su análisis de toda esta documentación. Empezando con el fundador de la dinastía, Ibn Tumart (fallecido en 1130), los gobernantes almohades asumieron el título de califas para atribuirse la autoridad exclusiva de interpretar la ley divina, desbaratando así la estructura de poderes precedente, en la que los juristas y los ulemas se situaban por encima del poder político de los califas. En palabras del profesor Buresi: «Fue revolucionario, ya que rompió con el sistema social, político, judicial e ideológico que era predominante hasta entonces. Surgió así un nuevo dogma almohade que representaba una síntesis de todas las tendencias religiosas anteriores del Islam». Para más información, consulte: Página del proyecto en CORDIS

Países

Francia

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