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Tendencias científicas: ¿Triste? Según los investigadores, la solución es la dieta mediterránea

Un estudio a gran escala ha descubierto que la dieta mediterránea es lo mejor para la salud mental.

Ciertamente, comer chocolate o helado cuando estamos tristes resulta mucho más placentero que las alternativas más saludables. Sin embargo, un estudio publicado en la revista «Molecular Psychiatry» afirma que una dieta rica en pescado, frutos secos y verduras puede contribuir a disminuir el riesgo de que una persona sufra depresión. En particular, una dieta de base vegetal consistente en fruta, verdura, cereales, pescado, frutos secos y aceite de oliva, con pocos productos lácteos y carne, parece mejorar el ánimo. El documento emplea algunas estadísticas que dan que pensar para hacer hincapié en la prevalencia de los trastornos del ánimo y su impacto socioeconómico. La depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, es decir, el 7 % de todas las mujeres y el 4 % de los hombres. La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año se pierde un billón de dólares estadounidenses a causa de la baja productividad provocada por trastornos de ansiedad y depresión. Investigadores de España, Gran Bretaña y Australia analizaron cuarenta y un estudios publicados en los últimos ocho años sobre la relación entre la dieta y la depresión, y descubrieron una conexión entre la dieta de las personas y sus posibilidades de sufrir una depresión. Las personas que seguían una dieta mediterránea estricta presentaban un riesgo un 33 % menor de ser diagnosticadas con depresión que las personas con otros hábitos alimenticios. ¿Pueden unos malos hábitos alimenticios perjudicar a nuestro ánimo? Según comentó la doctora Camille Lassale, principal autora del estudio e investigadora asociada en el Departamento de Investigación sobre Epidemiología y Salud Pública del University College de Londres, a la CNN: «Existen pruebas convincentes de que existe una relación entre la calidad de la dieta y la salud mental. Esta relación no se limita al efecto de la dieta sobre nuestra talla u otros aspectos relacionados con la salud que, a su vez, pueden afectar al ánimo». El equipo de investigación descubrió que las personas que consumen alimentos con un alto contenido de grasas, azúcares y carnes procesadas tienen más probabilidades de sufrir depresión. «Una dieta proinflamatoria puede generar una inflamación sistémica y esto a su vez puede aumentar de forma directa el riesgo de depresión», añadió. Los resultaron se basaron en cinco estudios longitudinales de 32 908 adultos de España, Francia, el Reino Unido, Australia y los Estados Unidos. Lassale, según la cita publicada en el periódico británico «The Guardian», afirma que: «Una dieta deficiente puede aumentar el riesgo de depresión, como se deriva de los estudios longitudinales que excluyeron a personas con depresión al inicio de estos. Por consiguiente, dichos estudios examinaron cómo está relacionada la dieta, desde el punto base de referencia, con los nuevos casos de depresión». Naveed Sattar, profesor de medicina metabólica en la Universidad de Glasgow, quiere ver más datos antes de afirmar rotundamente que tales dietas mejoran la salud mental: «Las pruebas actuales no son suficientes para demostrar que las dietas ricas en vegetales pueden prevenir la depresión, puesto que la mayoría de las pruebas hasta el momento simplemente indican que quienes tienen peor salud mental comen peor. Además, el vínculo con la inflamación como un mecanismo plausible para explicar la relación entre la dieta y la salud mental es extremadamente tenue». Quizá no esté tan lejos el día en que los profesionales médicos comiencen a combinar el asesoramiento dietético con las formas tradicionales de tratamiento de pacientes con riesgo de depresión.

Países

Estados Unidos