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Ojo con el pescado que comen los niños

La exposición prenatal al metilmercurio presente en el pescado puede ser la causa de déficit neurológicos y de hipertensión en los niños de siete años de edad. Telón de fondo Metilmercurio es un contaminante que ataca al sistema nervioso. Se suele acumular en grandes...

La exposición prenatal al metilmercurio presente en el pescado puede ser la causa de déficit neurológicos y de hipertensión en los niños de siete años de edad. Telón de fondo Metilmercurio es un contaminante que ataca al sistema nervioso. Se suele acumular en grandes cantidades en los peces o animales fluviales y marinos. El feto humano es particularmente vulnerable por lo que hay que fijar límites seguros de metilmercurio, sobre todo durante la gestación. Las cifras actuales se basan en envenenamientos por metilmercurio más o menos graves. Más difíciles de evaluar son los efectos más sutiles causados por exposiciones más bajas. Los resultados de un gran proyecto internacional de larga duración obligan a las autoridades sanitarias a corregir sus recomendaciones de exposición máxima. Descripción, impacto y resultados El proyecto trabajó primero con un grupo de 1.000 niños de las islas Faroé (nacidos 1986/87) cuyas madres habían comido a menudo carne de ballena y otros alimentos marinos durante la gestación. Se midió la exposición al metilmercurio al nacer en los niveles de mercurio en el cordón umbilical y en el pelo de la madre. Siete años más tarde se controló su desarrollo neurológico descubriéndose déficit cognitivos relacionados con el metilmercurio prenatal. Un equipo fue luego a la isla de Madeira a estudiar 149 niños de 7 años de un pueblo pesquero. Como las costumbres dietéticas maternas eran las mismas que durante la gestación, se midió el nivel de mercurio en el pelo materno como indicador del nivel prenatal. Las cifras eran más o menos el doble que en Faroé. Entre otros indicadores del desarrollo neurofisiológico el equipo midió las latencias potenciales evocadas (el tiempo que tardan las señales sensoriales en llegar al cerebro). Los resultados confirman los de Faroé: al aumentar la exposición prenatal, se frenan los potenciales evocados auditivos. No había correlación con las concentraciones de mercurio en el pelo de los niños, que hubiera revelado la exposición postnatal. Las conlusiones de estos dos estudios se ven confirmadas por las diferencias geográficas y culturales y por el uso de dos métodos diferentes para estimar la exposición prenatal. En el grupo de Faroé se midió también la presión sanguínea. Los niños con alta presión, aparte del riesgo cardiovascular, corren más riesgo de hipertensión de adultos. En ratas y en humanos, el envenenamiento por metilmercurio puede hacer subir la presión sanguínea y hay pruebas de una mayor mortalidad cardiovascular en los finlandeses que consumen pescado. En los niños de 7 años de Faroé, la presión sanguínea subió al aumentar la exposición prenatal. Se notó este efecto incluso con una gama de exposiciones sorprendentemente bajas, alrededor del nuevo nivel alemán, que es particularmente bajo. Es decir, la presión sanguínea se ve afectada en el caso de niveles típicos de poblaciones que no dependen del pescado para la comida. Los expertos de la OMS y de la FAO comentaron hace poco en Roma estos resultados que serán reevaluados en el año 2002 teniendo en cuenta las investigaciones en curso. Socios "La detección de neurotoxicidad temprana en niños con exposición ambiental al micromercurio " es un proyecto en el que colaboran equipos europeos, estadounidenses y japoneses. Entre las organizaciones cofinanciadoras figuran la Comisión Europea (Cuarto Programa Marco del Medioambiente), el Instituto USA de Ciencias de la Salud Medioambiental, el Consejo Danés de Investigación Médica y la Fundación Dannin.