La Comisión considera que la contaminación por ozono en la UE sigue siendo una amenaza para la salud del hombre
De acuerdo con los informes anuales sobre el ozono para 1998 y el verano de 1999, ahora disponibles, no existe evidencia alguna que indique que se haya reducido de manera importante la exposición de la población de la UE al ozono. Y ello a pesar de no haber habido en los últimos años ninguna violación de los límites establecidos por la ley para la producción de ozono y a pesar de una tendencia negativa en los valores máximos de presencia de ozono en los países del centro de la UE. Los informes, preparados a partir de los datos de los investigadores que controlan las concentraciones de ozono en más de 1400 estaciones y que muestran que los valores siguen estando por encima de los umbrales de seguridad establecidos en la actual Directiva relativa al ozono en la UE, llegan a la conclusión de que la contaminación por ozono en la UE continúa representando una amenaza para la salud humana y para las plantas. La Comisión, al tiempo que subraya la gravedad del problema, ha expresado su preocupación por el hecho de que Grecia, Francia y España hubiesen tenido que recurrir en 1998 a aconsejar a sus ciudadanos que evitasen desarrollar una actividad física intensa para reducir su exposición a los niveles extremadamente altos de presencia de ozono. Y la situación es incluso peor en lo que se refiere a la vegetación en Europa, con niveles de ozono por encima del mínimo necesario para su protección registrados de manera generalizada y frecuente en 94 estaciones situadas en 13 países diferentes durante más de 200 días en 1998. La Comisión, para la que estas cifras son causa evidente de preocupación, ha preparado dos nuevas propuestas de directivas destinadas a combatir la contaminación por ozono. Una de ellas establece los límites máximos nacionales de emisión de determinados contaminantes atmosféricos, y la otra consiste en una propuesta destinada a combatir la contaminación por ozono del suelo. La comisaria de medio ambiente, Margot Wallström, presentó el pasado 12 de octubre estas dos nuevas propuestas al Consejo de Medio Ambiente reunido en Luxemburgo, describiéndolas como ambiciosas pero realistas. El objetivo de las mismas es reducir para la próxima década la exposición al ozono en Europa a un 70 por ciento de los niveles registrados en 1990. Las propuestas establecen los límites máximos nacionales de emisiones de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y amoniaco en línea con lo establecido por la estrategia contra la acidificación aprobada por la Comisión en marzo de 1997. La Comisión se plantea al establecer estos límites alcanzar los objetivos de fondo en materia de medio ambiente de la manera más rentable posible, reflejando al mismo tiempo el principio de quien contamina, paga.