Sacando virtudes de lo virtual - hacia un nuevo planteamiento para el consumidor electrónico"
Europa debe emprender inmediatamente las gestiones necesarias para salvar la desconfianza del consumidor en el comercio electrónico, con el fin de garantizar el desarrollo de un mercado único en línea, según declaró David Byrne, Comisario de Sanidad y Protección del Consumidor, en el Centro Europeo del Consumidor de Dublín (Irlanda) el día 3 de marzo de 2000.Expresándose en nombre de la Comisión, el Comisario Byrne se mostró favorable a adoptar medidas destinadas a fomentar la calidad y el servicio en el comercio electrónico, y a garantizar la adopción de acciones legales en caso de litigio, con lo que el mercado en línea europeo podría alcanzar las cotas de éxito del mercado estadounidense.En esta cibereconomía, desprovista de la garantía tradicional que brindan ladrillos y mortero, hace falta un nuevo entorno estratégico volcado en salvar las barreras a la confianza del consumidor, afirmó.Cuando muchos negocios consideran la confianza del consumidor como el Santo Grial. Si pretendemos llevar a término la puesta en línea de la economía europea, necesitamos actuar diligentemente para derribar las barreras a la confianza del consumidor.El Comisario añadió que había llegado el momento de que la Comisión aplicara un nuevo planteamiento al comercio electrónico y al consumidor electrónico, y planteó tres elementos clave que requieren atención.Para velar por que el mayor volumen posible de transacciones se ejecute sin problemas, asevera que la Comisión debería tomar medidas para propiciar un entorno comercial que gratifique las mejores prácticas empresariales, como las que estimulen el desarrollo de marcas que ofrecen garantías de transparencia (trustmarks) en Internet y las que movilicen servicios financieros con modalidades de rechazo de débito de las tarjetas de crédito.El Comisario Byrne aspira asimismo a promover el uso de procedimientos de arreglo extrajudiciales y fáciles de utilizar, tales como un paquete de mecanismos de resolución alternativa de conflictos (ADR, por alternative dispute resolution) y vinculándolos a una red de planes nacionales de ADR existentes en la UE. Así se daría el primer paso hacia el desarrollo de un sistema integral de recursos.También debería establecerse una red de seguridad legal con los tribunales como último recurso para hacer justicia, añadió.Además, la Comisión debería trabajar en estrecha cooperación con EEUU en torno a la definición de las reglas del juego del emergente mercado del comercio electrónico.Entonces podrá la empresa europea capitalizar sus virtudes para alimentar una cultura de servicio competitivo que genere crecimiento en la nueva economía mundial.Para echar los cimientos de este nuevo enfoque del consumidor electrónico, el Comisario de Protección del Consumidor dirigió a los responsables de la toma de decisiones, las empresas y las organizaciones de consumidores un llamamiento a comunicar sus puntos de vista para el futuro.Señaló varias razones por las que el consumidor no se fía del comercio electrónico para realizar sus transacciones, que tienen su origen en la propia índole del comercio electrónico.Hoy en día, el consumidor asume solo el riesgo de la transacción ya que el pago se efectúa antes de la entrega del producto. Además, la transmisión de datos financieros y personales también entraña un riesgo de seguridad. En EEUU la vulnerabilidad de las operaciones de entrega de los e-tailers (comerciantes detallistas que centran su actividad en Internet) ha sido puesta de manifiesto poniendo en entredicho la viabilidad del contrato. Los consumidores señalan que los sitios de comercio electrónico no son lo tangibles que los comercios no virtuales, y que cunde cierta incertidumbre acerca de cómo presentar una queja o emprender una acción.Como no se haga algo para aplacar estos temores, el Comisario Byrne advirtió contra los numerosos riesgos a los que tendría que hacer frente Europa.El Comisario advirtió que el mercado único en línea no podría desarrollarse correctamente mientras el consumidor siguiera comprando en línea en el propio Estado miembro. Salvo que se superen las barreras en la mente del consumidor, el mercado empresa-consumidor no realizará su potencial para los operadores de la UE. También se corre el riesgo de que las pequeñas y medianas empresas retrocedan frente a marcas y detallistas ya bien establecidos. Por último, sin un mercado único en línea Europa verá frustrados sus intentos de desarrollar un sector de comercio electrónico boyante y competitivo de proyección mundial, como el norteamericano.En cambio, si se toman las gestiones adecuadas, promete el Comisario Byrne, el comercio electrónico traerá ventajas económicas sustanciales a Europa.En un entorno estratégico favorable, una cultura empresarial dinámica orientada al servicio irá ganando la adhesión de más y más consumidores, incrementará el volumen de transacciones Internet y generará crecimiento. Y la economía electrónica europea podrá apuntarse a una nueva era de prosperidad.
Países
Irlanda