Un sondeo del medio interestelar espacial
El observatorio espacial Herschel, un observatorio vanguardista de la Agencia Espacial Europea (ESA), posee el telescopio de infrarrojo más grande y potente jamás lanzado al espacio. Se trata del primer observatorio espacial que abarca una longitud de onda que va desde el infrarrojo lejano hasta el submilimétrico. Las observaciones de Herschel permitieron a los responsables del proyecto «The dust-gas synergy in the ISM» (SYNISM) explorar en profundidad el medio interestelar. Cerca del 99 % del medio interestelar es gas atómico y molecular y sólo un 1 % consiste en fragmentos minúsculos de partículas sólidas de polvo. Ese polvo cumple un papel fundamental en los procesos que rigen la formación de estrellas y en la síntesis de las moléculas complejas que existen en el espacio. No obstante, el polvo es un componente en evolución del medio interestelar, y su evolución está fuertemente determinada por las condiciones físicas del gas. Esta dependencia circular es lo que ha complicado tanto hasta ahora el estudio del gas y del polvo. Los granos de polvo absorben la luz visible y ultravioleta y en consecuencia se calientan y emiten radiaciones en el rango del infrarrojo y en longitudes de onda submilimétricas. Herschel permite observar este fenómeno. El aprovechamiento de estas longitudes de onda aún no explorada permitió observar fenómenos que escapan a otros observatorios. En concreto se estudiaron regiones de fotodisociación (PDR) con un grado de detalle sin precedentes. Estas regiones del medio interestelar se encuentran en los confines de las nebulosas moleculares, regiones densas donde se forman las estrellas, son el origen de la mayor parte de la emisión infrarroja no estelar. Unas estructuras semejantes a filamentos ubicadas en PDR cercanas aparecen claramente en el telescopio Herschel gracias a su resolución espacial. Los científicos de SYNISM se valieron de los detectores de Herschel para desvelar este sistema simbiótico. Las condiciones físicas en torno a la estructura fina de las PDR se determinaron gracias a observaciones de líneas de emisión, esto es, las huellas que identifican cada átomo y molécula. También se utilizaron modelos teóricos para interpretar las líneas de emisión observadas y comparar con la emisión de polvo. Los científicos de SYNISM relacionaron las variaciones en las propiedades físicas del gas con los cambios del polvo en el medio interestelar denso en el que se forman las estrellas. Sus resultados amplían el conocimiento que se posee sobre los procesos que rigen la evolución galáctica.