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Un revitalizado Grupo europeo de ética mira hacia el futuro

Después de la designación de varios nuevos miembros, el renovado Grupo europeo de ética de la ciencia y de las nuevas tecnologías (GEE) se reúne por primera vez en Bruselas a finales de mayo. Encabeza el orden del día de la sesión la elección de nuevos Presidente y Vicepreside...

Después de la designación de varios nuevos miembros, el renovado Grupo europeo de ética de la ciencia y de las nuevas tecnologías (GEE) se reúne por primera vez en Bruselas a finales de mayo. Encabeza el orden del día de la sesión la elección de nuevos Presidente y Vicepresidente, quienes determinarán el programa del grupo a lo largo de los próximos meses. En una entrevista concedida a Noticias CORDIS la actual Presidenta del grupo, la abogada Noëlle Lenoir, subrayó la importancia social y política, y la utilidad de la labor del grupo. "El grupo tiene como misión ayudar a los dirigentes políticos y en particular a la Comisión a tomar decisiones correctas", afirmó. "Este grupo tiene un carácter único porque desempeña un papel efectivo en el proceso de toma de decisiones. No tiene poder como tal pero asesora a las instituciones de la UE. Organizamos debates con personas con las que puede mantenerse un diálogo". El GEE se creó en 1991 en tiempos de la Comisión de Jacques Delors, atendiendo a la necesidad de afrontar los dilemas éticos planteados por las nuevas técnicas en biotecnología y la creciente distancia entre Europa y EEUU. En este país, dice Lenoir, la noción de "ciencia consolidada" era lo bastante fuerte como para que los investigadores continuasen su labor sin impedimentos. Sin embargo, en Europa la diversidad de culturas complica la cuestión, desde el punto de vista social, cultural y político. En 1998, el entonces Presidente de la Comisión, Jacques Santer, pidió al GEE que ampliase su ámbito de actuación con objeto de afrontar las nuevas tecnologías a nivel europeo, mientras el impacto de cuestiones como la intimidad e Internet, los nuevos alimentos y la biotecnología iban adquiriendo ramificaciones cada vez más directas para los ciudadanos y la sociedad de Europa. "La utilidad del grupo consiste en idear la forma de organizar reuniones y debates entre la totalidad de los interesados en toda Europa", indica Lenoir. "Nuestra actitud dista de la que tienen los estadounidenses. La ciencia consolidada no es suficiente, y existe la necesidad de referirse a valores sociales como los derechos individuales". El GEE ha dado a conocer hace muy poco diversos dictámenes sobre los aspectos éticos de la investigación y la utilización de las células madre humanas, y acerca de las cuestiones éticas de la atención sanitaria en la sociedad de la información. Actualmente está trabajando en una respuesta a las preguntas del Presidente de la Comisión, Romano Prodi, sobre las patentes en biotecnología y su aplicación a las células madre humanas. "Nos reuniremos con numerosas personas, entre las que se incluyen expertos sobre patentes e historia de las patentes", sostiene Lenoir, que busca el asesoramiento de expertos de ambas orillas del Atlántico y de la Oficina Europea de Patentes en Múnich. El GEE también está preparándose para participar en una conferencia sobre buenas prácticas en protección del entorno con respecto a la biotecnología, a la que asistirá el Ministro sueco de Educación y ciencia, Thomas Östros, y de la que será anfitriona la Presidencia sueca de la Unión Europea, los días 11 y 12 de junio en Umea, población famosa por su acción a favor de la protección del medio ambiente. Entre los miembros del GEE se incluyen abogados, científicos y líderes religiosos que el Presidente de la Comisión selecciona de modo informal. Esforzándose por reflejar las opiniones del mayor número posible de sectores de la sociedad, el grupo cuenta con la participación de representantes de las Iglesias protestante y católica, hombres y mujeres, y personas dedicadas al sector de la biotecnología y el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Lenoir, sin embargo, reconoce que su grupo no puede pretender representar a todos los miembros de la sociedad europea; por consiguiente, el papel del GEE consiste en proporcionar el máximo posible de información a quienes toman decisiones, para que éstos puedan elegir opciones políticas adecuadamente informadas. "Tratamos de ser útiles presentando un documento fácil de utilizar -sobre Derecho y el estado actual de la ciencia- que sea informativo, sencillo y satisfactorio". El GEE ha aprovechado en época muy reciente la organización de consultas y audiencias públicas, así como audiencias de expertos o funcionarios competentes de la Comisión, continúa Lenoir. Se designan expertos que realizan estudios escritos o se convocan grupos que se reúnen durante una jornada o mesas redondas a las que asisten hasta 150 personas, representantes de organizaciones no gubernamentales como Greenpeace y Amigos de la Tierra, así como de diversas religiones. El GEE también organiza visitas a laboratorios y reuniones con miembros del Parlamento Europeo. "No faltan las divergencias en el grupo. Muchos son conscientes de que hay que apoyar la ciencia como parte de la dignidad humana, pero también saben que los europeos deben manifestar su opinión", según señala Lenoir. "Creo que este grupo es muy ilustrativo de lo que podríamos denominar el 'nuevo gobierno', debido al contacto de la gobernanza con la economía y la ética". A este respecto, Lenoir cree que Europa es más flexible que EEUU, donde cualquier intento de imponer restricciones legislativas a la investigación toparía con una sólida oposición. Sin embargo, la labor del GEE demuestra que es factible reunir a representantes para que contrasten opiniones sobre estos asuntos, afirma Lenoir, quien cree que aun queda margen para mejorar. De hecho, tiene la esperanza de que el grupo incremente la utilización de Internet. Es cierto que en los debates por Internet se pierde en parte el toque "personal", según reconoce, si bien no dejan de ser muy útiles. "Me gustaría que esto se desarrollase más". Lenoir también quiere estrechar los vínculos entre el GEE y las universidades para que los alumnos interesados -de Ciencias, Derecho y Humanidades- puedan mantenerse al corriente de los debates en curso. "Debemos convertir la transformación histórica de la ciencia en algo que se integre en la sociedad", advierte Lenoir. "Tiene que estar integrada". En conjunto, el GEE está satisfecho con el seguimiento y la respuesta de la Comisión a sus dictámenes. "Es positivo que no siempre estén de acuerdo", indica Lenoir, si bien añade que hubiera preferido influir más en la política de salud pública de la Comisión con respecto a la seguridad alimentaria. "Creo que la salud pública es un gran desafío para Europa", reflexiona.