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Neighbourhood choice, neighbourhood sorting, and neighbourhood effects

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Los efectos de la segregación socioeconómica sobre las ciudades europeas

Un equipo de investigadores financiado por la Unión Europea analizó la brecha cada vez mayor entre personas pudientes y desfavorecidas en trece ciudades europeas y ha mostrado el modo en que la segregación socioeconómica reduce el nivel de sostenibilidad de las ciudades.

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Las diferencias cada vez más pronunciadas entre las clases ricas y pobres están provocando la segregación en las ciudades europeas. Los ciudadanos de clase media se están alejando de los barrios de renta baja, quienes no disponen de opciones se están trasladando a las zonas en las que residir resulta barato y la gentrificación aparta a los menos favorecidos de las mejores áreas. Las consecuencias pueden resultar desastrosas para la estabilidad social de las zonas urbanas, por no mencionar el impacto negativo que pueden tener sobre los residentes. Curiosamente, apenas existen investigaciones centradas en los mecanismos que originan estos efectos relacionados con el vecindario de residencia. De cara a adquirir un mayor grado de comprensión sobre esta cuestión, el proyecto financiado con fondos europeos NBHCHOICE —en colaboración con el proyecto DEPRIVEDHOODS, dotado con financiación del Consejo Europeo de Investigación— llevó a cabo un estudio interdisciplinar e internacional en torno a los cambios acaecidos en trece ciudades europeas entre los años 2001 y 2011. Basándose en los datos disponibles, el equipo comenzó su labor realizando las previsiones iniciales relativas a la segregación de cada ciudad antes de corroborar estas predicciones en la práctica. Esta evaluación se vinculó a un análisis en profundidad de la situación y las políticas específicas de cada ciudad. «La relación existente entre la estratificación social y la segregación espacial no es directa; están implicados otros muchos factores», afirma Maarten van Ham, coordinador del proyecto. «En el marco de este proyecto se articuló un enfoque centrado en múltiples factores para comprender la segregación en la que se combinaron elementos estructurales y formativos con un análisis de este fenómeno en el que se tuvo en consideración el contexto». Más y más lejos El proyecto descubrió que, aunque se trata de un proceso que se dilata en el tiempo, las desigualdades socioeconómicas provocan que los ciudadanos con diferentes niveles de ingresos vivan cada vez más alejados entre sí. Las principales causas de esta segregación son la globalización, las desigualdades, la reestructuración del mercado laboral y los cambios en los sistemas de bienestar y vivienda. «Esta segregación espacial entre ricos y pobres puede convertirse en un caldo de cultivo para la incomprensión y la agitación social», asevera van Ham. «Los disturbios que ha tenido lugar recientemente en París, Londres y Estocolmo no se pueden analizar sin tener en cuenta las concentraciones de pobreza de dichas ciudades, y nuestro estudio demuestra que se trata de un problema de dimensiones cada vez mayores». Los investigadores también se percataron de que, aunque el grado de desigualdad social en las zonas urbanas crece en toda Europa, los procesos que sustentan este crecimiento son diferentes en cada ciudad. «La relación que se produce entre las desigualdades sociales y la segregación es compleja y en ella influyen numerosos factores, entre ellos el grado de globalización de la ciudad, la intensidad y la naturaleza de la inmigración y las políticas locales en materia de ordenación urbana y vivienda», explica van Ham. Ciudades vigorosas para una Europa más fuerte Según van Ham, la segregación socioeconómica reduce la sostenibilidad de una ciudad en términos sociales. «Los ciudadanos que disponen de medios tienden a abandonar los barrios en los que la mayoría de residentes disponen de rentas bajas. Esto acelera el proceso de segregación, haciendo que los barrios sean más vulnerables a la agitación social y menos atractivos para las nuevas empresas», expone. Para poner remedio a esta situación, Europa necesita una agenda urbana sólida que contemple invertir en las ciudades y los barrios —una visión que debe incluir inversiones en educación y movilidad social—. «Una Europa fuerte requiere de ciudades atractivas, inclusivas y competitivas. Esto puede conseguirse invirtiendo en barrios y comunidades y reduciendo la desigualdad gracias a la educación y la movilidad social», concluye van Ham. «No se trata de una cuestión de capacidad sino de voluntad, ya que la segregación es, en parte, el resultado de decisiones políticas y, por ende, el sistema político tiene la capacidad para revertir esta tendencia tan preocupante».

Palabras clave

NBHCHOICE, gentrificación, ciudades sostenibles, movilidad social, segregación socioeconómica

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