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El informe sobre alimentos modificados genéticamente demanda mejoras en el método de evaluación de la seguridad

Un informe sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente, publicado por la Royal Society del Reino Unido el 4 de febrero, demanda mejoras en las evaluaciones de seguridad, antes de que se dé luz verde al consumo humano de más alimentos producidos por vegetales ...

Un informe sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente, publicado por la Royal Society del Reino Unido el 4 de febrero, demanda mejoras en las evaluaciones de seguridad, antes de que se dé luz verde al consumo humano de más alimentos producidos por vegetales transgénicos. El informe concluye que no existe razón para dudar de la seguridad de los alimentos elaborados con ingredientes transgénicos actualmente utilizables, ni que haya motivo para creer que la modificación genética repercuta, de forma inherente, en la seguridad de los productos, haciéndolos menos seguros que los producidos de forma tradicional. Declara, asimismo, que el uso del ADN de los virus en la modificación genética de los vegetales supone un riesgo insignificante para la salud humana. Aunque, recomienda, sin embargo que el método aplicado actualmente para comparar los alimentos transgénicos con los tradicionales, conocido como el principio de "equivalencia sustancial", sea más claro y objetivo. También aboga por la armonización del proceso a lo largo de los 15 Estados miembros de la UE. El informe pide, además, que existan reglamentos más estrictos para todos los nuevos productos, especialmente los destinados a la alimentación infantil, y una ampliación de las pruebas alérgicas que incluya las sustancias que se inhalan y las que se comen. El informe destaca la especial vulnerabilidad de los niños a los cambios en la dieta, y recomienda una nueva revisión de la legislación del Reino Unido y de la Unión Europea para garantizar la rigurosidad de las pruebas en el caso de que los alimentos infantiles contengan un día ingredientes transgénicos. El doctor Jim Smith, que presidió el grupo de trabajo que elaboró el documento, informó: "Hemos analizado toda la investigación disponible y no hemos encontrado ningún indicio que sugiera que el proceso de modificación genética convierta a los productos alimentarios en esencialmente inseguros. Sin embargo, apoyamos por completo el derecho del público a saber que todos los nuevos alimentos, sin importar si contienen ingredientes transgénicos o no, están sujetos a controles rigurosos de seguridad y nutricionales". Además, añadió que "el enfoque poco sistemático del reglamento de los alimentos transgénicos en el Reino Unido, y en la Unión Europea en general, implica que deben de existir algunas inconsistencias y omisiones importantes. Es obvio que los consumidores quieren que sus alimentos estén salvaguardados por normas lo suficientemente estrictas como para prevenir cualquier laguna jurídica. A pesar de ello, la legislación no debe ser tan restrictiva que anule cualquier incentivo para la introducción de nuevos alimentos que puedan ser potencialmente beneficiosos para la sociedad". Derek Burke, que presidió el comité de asesoramiento de seguridad alimentaria en el Reino Unido durante 9 años, declaró que el sistema que está siendo utilizado actualmente para evaluar los vegetales transgénicos "es un buen comienzo para plantearse preguntas", y añadió que "la ciencia progresa y, conforme aprendemos más, nos planteamos cuestiones más complicadas". En sus declaraciones a Noticias CORDIS, el doctor Smith elogió la investigación de los vegetales transgénicos auspiciada por el V Programa Marco de Investigación de la Unión Europea (VPM) y espera que ésta actividad continúe durante el próximo Programa Marco, VIPM. El grupo de trabajo analizó los resultados de la investigación obtenidos desde 1998, así como las pruebas presentadas por los reguladores de los alimentos, las empresas de biotecnología y las organizaciones no gubernamentales. La publicación del informe de la Royal Society está precedida por el anuncio del gobierno del Reino Unido de la utilización de 44 sitios en Inglaterra y Escocia durante los próximos tres años para llevar a cabo pruebas agrícolas sobre la colza y la remolacha. Si las condiciones climatológicas y el terreno lo permiten, su comienzo está previsto para marzo de este año. El Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido declaró que las semillas que se van a plantar han pasado rigurosas pruebas de seguridad y los cultivos se separarán de la producción convencional a fin de minimizar el riesgo de contaminación cruzada.

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