El PE aprueba un informe en el que se piden más recursos de investigación en EEB
El 6 de febrero el Parlamento Europeo adoptó un informe de propia iniciativa del eurodiputado sueco Karl Erik Olsson relativo a la vigilancia de la crisis de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina). La resolución insta a la Comisión a dedicar más recursos a la continuación de la investigación de las encefalopatías espongiformes transmisibles y a la indagación de métodos de tratamiento de enfermedades e infecciones inéditas en la UE. El borrador presentado por el señor Olsson reclama una reforma de la política agrícola común que tenga en cuenta la seguridad alimentaria y arremete contra "el incumplimiento de la legislación comunitaria en algunos Estados miembros". El documento da cuenta de cerca de 180.000 casos de bovinos afectados por la EEB en el Reino Unido entre 1987 y 2000, más otros 1.325 casos en otros países europeos. Según los datos contenidos en el informe, el saldo de personas que hasta la fecha han desarrollado la enfermedad en el Reino Unido asciende a 97, a los que conviene sumar las tres personas afectadas en Francia y otra más en Irlanda. Siendo una incógnita el periodo de incubación, resulta imposible predecir el número de casos que pudieran surgir en el futuro, así lo indica el documento. Asimismo, el informe se muestra partidario de dotar a la Oficina Alimentaria y Veterinaria de la Comisión Europea de competencias de control de la legislación alimentaria de los Estados miembros y de imposición, en su caso, de medidas inmediatas. Se recomienda asimismo que la Comisión tenga derecho a imponer multas a aquellos países de la UE que no cumplan con la legislación. El informe aboga por que los Estados miembros intensifiquen el control de las pruebas de EEB y por ampliar éstas al ganado ovino. Dirige además a la Comisión un llamamiento para que compruebe la aplicación estricta de los reglamentos en el conjunto de los Estados miembros de la UE y para que se concrete la prohibición de la alimentación de animales de pasto con harina de carne y huesos de 1994. El informe insiste también en que la Comisión proceda a investigar detenidamente el vínculo posible entre el pienso para ternero y la EEB tras los casos más recientes producidos en Dinamarca y Finlandia, y adopte las medidas necesarias para garantizar la no contaminación de los piensos animales.