Nanopartículas biodegradables
Las nanopartículas de sílice mesoporosa tienen un gran potencial como agentes teranósticos. No obstante, su traducción a la práctica clínica se ve impedida por la falta de una biodegradabilidad completa y controlada. Así pues, el diseño de herramientas basadas en nanopartículas debería incluir la autodegradación en productos que puedan ser eliminados por los riñones. El cometido del proyecto financiado con fondos europeos POP SILICA (Towards biodegradable nanoparticles: Hybrid organic mesoporous silica) era solucionar ese problema y desarrollar nuevas nanopartículas que puedan sufrir una degradación controlada. Con ese fin, los integrantes del proyecto introdujeron puentes disulfuro (S-S) con sensibilidad redox (ss-NP) que liberaran las nanopartículas en presencia de agentes reductores. Cuando ensayaron esas nanopartículas híbridas biosensibles en células cancerosas de gliomas, vieron que eran captadas por las células, administraban los fármacos de manera más efectiva y resultaban excretadas más rápidamente. Las nanopartículas cargadas con el fármaco anticanceroso temozolomida inducían una mayor citotoxicidad y podían además funcionalizarse en su superficie con ligandos de relevancia biológica como anticuerpos o péptidos dirigidos a la integrina. La administración en vivo de esas nanopartículas reveló su biocompatibilidad y su capacidad para administrar el fármaco anticanceroso doxorrubicina a las células cancerosas. Además, exhibían una buena cinética de liberación del fármaco, lo que abre las puertas a la utilización de esos vectores basados en sílice en aplicaciones teranósticas. En su conjunto, los resultados prometedores obtenidos con las ss-NP fundamentan su utilización en aplicaciones terapéuticas convencionales. El paso siguiente, antes de que se pueda contemplar su uso clínico, será solucionar la toxicidad en vivo de las partículas.
Palabras clave
Nanopartículas biodegradables, nanopartículas, sílice mesoporosa, teranóstica, anticáncer