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Language policy and linguistic justice in the European Union

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Plurilingüismo en pro de la cohesión social

¿Qué efectos tendría sobre la comunicación externa de la Unión Europea —desde el punto de vista de la justicia— un cambio de su actual régimen lingüístico? ¿Qué consecuencias tendría para la población de la UE en cuanto al acceso a dicha comunicación externa?

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En los últimos años, el régimen lingüístico de la UE ha sido objeto de duras críticas. Algunas voces aducen que el uso de un único idioma aumentaría la efectividad de la UE y, a la larga, favorecería la cohesión. Un proyecto dotado con fondos europeos, LAPO (Language policy and linguistic justice in the European Union), indagó en la validez de tales argumentos. Aplicando un enfoque interdisciplinar que combina economía, análisis de políticas, sociolingüística, y política y planificación lingüísticas, sus artífices estudiaron las consecuencias de tal cambio. Los investigadores se valieron de datos publicados en 2011 por Eurostat como parte de la encuesta sobre educación de adultos, que aporta datos fiables sobre las destrezas lingüísticas de una extensa muestra de residentes de la UE de los veintiocho Estados miembros. Según las indagaciones, una política favorable al plurilingüismo es mucho más efectiva a la hora de transmitir información de la UE a la población europea, en comparación con una política monolingüe (en inglés) o trilingüe. Además, la actual política es más incluyente. Si el inglés se declarase la única lengua oficial de la UE, casi la mitad de la población de los veinticuatro países incluidos en el estudio carecería de acceso a la documentación jurídica. Si también fueran lenguas oficiales el francés y el alemán, aún quedaría un 28 % de la población desprovisto de ese acceso. Cuando el grado de conocimiento de un idioma extranjero es limitado, resulta insuficiente para entender debates de índole política o textos jurídicos complejos. Para aquellos residentes de la UE que no son hablantes nativos de inglés o cuyo nivel de dominio de esa lengua no es elevado, el grado de exclusión en los debates políticos y jurídicos asciende al 80 %. En el futuro previsible, no parece que la fluidez en inglés vaya a ser una destreza básica. Por tanto, no hay visos de que en los próximos años vaya a disminuir la necesidad de servicios de traducción e interpretación en la UE. Además de ofrecer mayor efectividad, una política favorable al plurilingüismo es mucho más justa que otra favorable al monolingüismo o trilingüismo. Las diferencias entre los ricos y los pobres no harían sino agudizarse, lo cual también ocurriría entre quienes tienen el nivel de estudios más alto y más bajo. Así pues, salta a la vista que una disminución del número de lenguas oficiales sería especialmente nociva para los integrantes más débiles de la sociedad. Estos son resultados de utilidad para cargos competentes en materia de política y planificación lingüísticas a nivel europeo y de los distintos países, y para todos aquellos interesados en los aspectos lingüísticos de la democracia.

Palabras clave

Plurilingüismo, régimen lingüístico de la UE, comunicación externa de la UE, política lingüística, justicia lingüística

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