Las ONG europeas reaccionan ante las nuevas investigaciones sobre cultivos transgénicos
En respuesta a los nuevos resultados de la investigación que ha comunicado la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), tres ONG (organizaciones no gubernamentales) ecologistas han solicitado a los gobiernos de los Estados miembros y a la Comisión Europea que impidan el cultivo de la remolacha azucarera y la colza modificadas genéticamente en la UE. Según Greenpeace, Amigos de la Tierra y la Oficina Europea del Medio Ambiente, la nueva investigación confirma que, si se cultivan vegetales transgénicos en Europa, habría un riesgo enorme de contaminación de los cultivos no modificados. Ese riesgo resultaría imposible de eludir, sobre todo en el caso de la colza y la remolacha, así lo afirman las ONG ecologistas. En Francia la investigación reciente que ha llevado a cabo el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) reveló que el gen implantado en colza resistente a los herbicidas se había encontrado en una planta adventicia afín, el rábano silvestre. A continuación, esta planta florece y se vuelve resistente a los herbicidas. Por este motivo el Gobierno francés prohibió en 1998 el cultivo de colza transgénica en suelo francés. Según el informe de investigación de la AEMA sobre "la importancia del flujo de genes a través de la transferencia de polen", citado por las tres ONG conservacionistas, "también puede considerarse que la colza representa un elevado riesgo de flujo de genes entre diversos cultivos, y entre cultivos y parientes silvestres". Las tres ONG recalcan que las plantas modificadas genéticamente no han tenido un desarrollo evolutivo, es decir, no se han desarrollado entre sus depredadores naturales en un ecosistema determinado. Son más resistentes a los parásitos o depredadores naturales. Como son más fuertes que las variedades naturales locales, en el futuro éstas podrían llegar a desaparecer, con lo cual se reduciría la biodiversidad. El informe de la AEMA, según las ONG, extrae la conclusión de que no debería permitirse el cultivo de la colza y la remolacha transgénicas en la UE, y que la Comisión Europea y los Estados miembros deben suspender diversas autorizaciones ya otorgadas para el cultivo de colza. Las tres ONG han invocado el "principio de cautela" en relación con este caso, principio que -como recalcan- se ha incorporado al Tratado de la UE "con objeto de evitar daños irreversibles a la agricultura y la biodiversidad europeas".