European Commission logo
español español
CORDIS - Resultados de investigaciones de la UE
CORDIS

Article Category

Contenido archivado el 2023-01-01

Article available in the following languages:

El almacenamiento subterráneo de gases podría ser decisivo para el cumplimiento de los objetivos de Kyoto

El almacenamiento subterráneo del dióxido de carbono podría ayudar a Europa a cumplir los futuros objetivos de reducción de emisiones fijados en Kyoto, según el director de un proyecto financiado por la UE en el yacimiento petrolífero de Sleipner, en el Mar del Norte. Tore T...

El almacenamiento subterráneo del dióxido de carbono podría ayudar a Europa a cumplir los futuros objetivos de reducción de emisiones fijados en Kyoto, según el director de un proyecto financiado por la UE en el yacimiento petrolífero de Sleipner, en el Mar del Norte. Tore Torp, de la empresa noruega Statoil, afirma que la tecnología allí desarrollada, el primer proyecto de almacenamiento a escala industrial de dióxido de carbono, podría servir como alternativa práctica a la captación del dióxido de carbono en las centrales eléctricas. Un estudio de la UE llevado a cabo en 1996 calculó que la capacidad de almacenamiento subterráneo en Europa podía elevarse a más de 800.000 millones de toneladas de dióxido de carbono. El proyecto SACS (Almacenamiento de dióxido de carbono en acuíferos salinos), financiado actualmente en virtud de la prioridad "Energía, medio ambiente y desarrollo sostenible" del V Programa Marco de investigación de la UE, comenzó en 1998 con una financiación de 500.000 euros para los dos primeros años y otros 740.000 euros para el período 2000-2002. El proyecto recogerá datos y realizará experimentos en Sleipner, y elaborará un manual de buenas prácticas sobre la viabilidad del almacenamiento de dióxido de carbono en otras zonas e industrias. En Sleipner el dióxido de carbono se comprime a una presión de 73 atmósferas, y pasa del estado gaseoso al líquido. A continuación fluye desde el compresor hasta un pozo de absorción de 1.000 metros de profundidad. Esto empuja el gas líquido a una cámara subterránea de almacenamiento bajo el fondo del mar, rellena de arenisca gruesa y húmeda. El gas líquido desplaza el agua y, a lo largo de un período de dos o tres años, la absorbe en la misma forma en que se disuelve el dióxido de carbono con objeto de fabricar una bebida efervescente. Los participantes en el proyecto SACS están colaborando con los investigadores geofísicos de la Curtin University of Technology de Australia occidental y con el proyecto Weiburn en Canadá, donde el dióxido de carbono se importa de EEUU a través de una tubería, y se utiliza para comprimir el petróleo en una cámara subterránea. El Sr. Torp afirmó que un estudio reciente ha calculado que el coste de instalación de la mejor tecnología disponible para el almacenamiento de dióxido de carbono en el Mar del Norte, y de su utilización para reinyectar el gas bajo el fondo marino, se elevaría a 40 euros por tonelada de dióxido de carbono. Sin embargo, añadió que si bien en la actualidad la tecnología es cara, esta carga podría reducirse a un nivel soportable si el coste se distribuye. En sus palabras, "mientras sea libre la emisión de dióxido de carbono, ninguna otra cosa podría ser más cara." Dijo que la industria y los consumidores deben compartir estos costes para que Europa cumpla los futuros objetivos de emisión. El Sr. Torp señaló que han comenzado las negociaciones contractuales para un nuevo proyecto financiado por la Comisión -CO2 Store- que continuará trabajando sobre el almacenamiento de dióxido de carbono dentro del próximo Programa Marco de investigación, VIPM. El proyecto se basará en la experiencia obtenida en el yacimiento de Sleipner para examinar otros posibles depósitos de almacenamiento subterráneo en Europa.