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Cómo acercar la innovación a las personas

La palabra innovación es bastante nebulosa. El diccionario conciso Oxford de inglés la define como "introducir nuevos métodos" y destaca que procede del latín "innovare", que significa "hacer algo nuevo o modificar". Se trata de una palabra que en la actualidad se utiliza enor...

La palabra innovación es bastante nebulosa. El diccionario conciso Oxford de inglés la define como "introducir nuevos métodos" y destaca que procede del latín "innovare", que significa "hacer algo nuevo o modificar". Se trata de una palabra que en la actualidad se utiliza enormemente y aparece en todas partes, desde los anuncios de automóviles hasta las botellas de champú. El gobierno canadiense se ha propuesto afrontar este problema. Si las personas no entienden qué es la innovación y cómo influye sobre ellos ¿cómo puede esperarse que el gobierno logre el tipo de apoyo que necesita para dedicar importantes sumas de dinero público a la innovación? Por consiguiente, el ministerio de Industria de Canadá se ha embarcado en un importante proyecto para mostrar al público cuál es su noción de innovación, responder a interrogantes sobre dicha noción, recibir comentarios y, en definitiva, garantizar que las personas desempeñen un papel lo más importante posible en la configuración de las futuras prioridades de innovación del país. Como definición de trabajo, Industry Canada ha definido la innovación como "producir bienes o servicios de un modo más eficiente" pero tiene en cuenta la definición de la OCDE que se refiere al "proceso a través del cual se extraen del conocimiento nuevos beneficios económicos y sociales." En pocas palabras, se presenta la innovación como el mejor medio de que Canadá continúe disfrutando del elevado nivel de vida del que se beneficia en la actualidad. "El motor real que subyace en la innovación es la competencia", dice Anne Pigeon, analista político senior de Industry Canada. Sin embargo, también resultan esenciales los comentarios de los ciudadanos. "Necesitamos comunicar el mensaje, y a continuación debemos averiguar qué se requiere para que las poblaciones o las empresas impulsen la innovación. Lo que se pretende es saber cuál es su visión al respecto, y a continuación, qué puede hacer el gobierno," afirma Stuart Wilson, director de ciencia internacional y mercado de políticas tecnológicas de Industry Canada. Para ello se han planificado 38 manifestaciones regionales en las que intervenga el público en general, la mitad de las cuales ya se han llevado a cabo. También se han planificado unas 70 consultas empresariales. Gracias a la opción de efectuar propuestas en línea, Industry Canada prevé recibir asimismo unas 200 propuestas. Se plantea después la interesante fase de reducir esto a una fórmula que dé origen a una política. El gobierno intentará plasmar el total de propuestas en cinco áreas prioritarias principales. Cada área tendrá entre ocho y 10 recomendaciones. Una vez hecho esto, tendrá lugar una reunión de los "cerebros de Canadá", donde representantes eminentes de una amplia sección transversal de la población, los sectores y las actividades debatirán cómo convertir las palabras en acciones concretas. Entre esos representantes habrá máximos ejecutivos de empresas punteras, académicos de alto nivel y representantes de numerosas poblaciones canadienses. Los nuevos enfoques innovadores no se limitan al gobierno federal de Canadá. La Universidad de la Columbia Británica de Vancouver posee una unidad específica de alrededor de 35 profesionales de alta cualificación que constituyen una oficina de enlace universidad-empresa, bajo la dirección de Angus Livingstone. Éste explica que, además de unificar todos los aspectos de la innovación, se requiere flexibilidad y paciencia. Por ejemplo, los derechos de propiedad intelectual del proyecto pueden ser sustituidos por un criterio proyecto a proyecto, y el Sr. Livingstone recomienda a los investigadores que prevean un período de espera de siete años antes de que se produzca la comercialización adecuada. "Quienes han aportado capital riesgo afirmaron que en la ciencia se requería más conciencia empresarial," señala el Sr. Livingstone, y se están organizando cursos que afronten esta cuestión. Sin embargo, recalca que la investigación no debe contemplarse exclusivamente desde el punto de vista de su valor comercial. "La universidad no es una organización dedicada a la investigación por contrato, también se requiere un poco de satisfacción académica," sostiene. Esto significa que, si bien la universidad se beneficia de cada proyecto investigador que se comercialice satisfactoriamente, él no considera que su función se limite meramente a que la universidad gane dinero. El criterio general de selección de proyectos es comprobar si benefician a la sociedad. La universidad no teme al fracaso. Alrededor de una cuarta parte de los proyectos que inician el proceso de comercialización no finalizan con éxito, algo que la universidad conoce bien, ya que la innovación de vanguardia significa asumir riesgos.