El Comisario Busquin inicia el debate sobre la política espacial europea
En la presentación del Libro Verde sobre la política espacial europea, celebrada en Bruselas el 21 de enero, el Comisario europeo de Investigación, Philippe Busquin, apeló a una mayor voluntad y cooperación política de los actores del ámbito espacial. El espacio ha pasado a ser una de las claves de la consecución de los objetivos y políticas europeos, en particular los de desarrollo sostenible, protección del medio ambiente, transporte y movilidad, y sociedad de la información. El Libro Verde sintetiza los conceptos que comparten la Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea (AEE) con relación al lugar que ocupa actualmente Europa en el sector espacial con vistas a entablar un debate con las organizaciones nacionales e internacionales, y la industria espacial, los usuarios, la comunidad científica y los ciudadanos de la UE. "El acceso al estatuto de potencia espacial requiere algo más que excelencia tecnológica, también es cuestión de voluntad política", comentó Philippe Busquin. Entre los elementos clave tratados en el Libro Verde destaca la ambición política de la UE de ganar y mantener acceso independiente al espacio desarrollando sus propios vehículos de lanzamiento. Gracias a la investigación espacial y la participación de la AEE, Europa ha adquirido notable autosuficiencia en tecnología espacial, liderando las aplicaciones innovadoras de vigilancia por satélite. Así y todo, según apuntó el Comisario Busquin, el sector espacial debe hacer frente a numerosos desafíos planteados por la intensificación de la presión competitiva en cuanto a desarrollo de nuevas tecnologías, la contracción del mercado comercial y, sobre todo, la captación de fuentes financieras. En términos de inversión, está creciendo la distancia entre Europa y EEUU, dando prueba el gobierno de este país de notable voluntad política al mantener la fuerte inversión en investigación, situada en algo menos del 600 por ciento de los niveles europeos. El 80 por ciento aproximadamente del gasto se realiza en el sector espacial (en el que quedan incluidas las aplicaciones civiles y de defensa). Según se indica en el Libro Verde, para mantener su competitividad la industria europea necesita una amplia y firme base tecnológica, sustentada en programas de investigación y demostración. Necesidad ésta reiterada por Philippe Busquin, que insiste en particular en el imperativo de estrechar la cooperación entre la industria espacial, los prestadores de servicios y los organismos públicos de investigación; valgan como ejemplos el proyecto Galileo y el GMES (vigilancia mundial del medio ambiente y la seguridad). "La formulación de las mejores opciones posibles para promover y consolidar la política espacial europea encabeza la lista de objetivos del Libro Verde y la consulta con los socios participantes", afirma Busquin. El Comisario se refirió asimismo al llamamiento que se hace en el documento a una cooperación internacional más estrecha, concretamente "a la intensificación de la cooperación entre Europa y Rusia", subrayando "el posible interés mutuo" de incrementar asociaciones y compartir instrumentos. En lo que respecta a la relación entre espacio y sociedad, el Libro Verde examina las condiciones de materialización de servicios espaciales y aplicaciones competitivas y viables económicamente para los ciudadanos y las industrias. Los avances más recientes demuestran el valor de las aplicaciones espaciales. Los ciudadanos se benefician de las tecnologías basadas en los satélites en todos los sectores de la vida. La Comisión ha contribuido igualmente al desarrollo de sistemas de vigilancia medioambiental basada en satélites, capaces de detectar y evitar, entre otras catástrofes, que se produzcan derrames de petróleo en el mar. Philippe Busquin hizo hincapié en un proyecto espacial comunitario dedicado a la cartografía por satélite de regiones lejanas, como Afganistán, para uso de los equipos de rescate y ayuda para la localización de pueblos remotos. En el desarrollo de aplicaciones espaciales europeas trabajan directa o indirectamente unas 30.000 personas, mientras los pronósticos apuntan a que el proyecto de posicionamiento y navegación por satélite Galileo por sí solo creará hasta 145.000 puestos de trabajo. El Libro Verde también plantea, en palabras del Comisario, cuestiones importantes acerca de la defensa y seguridad europeas. "Si Europa quiere tener más presencia en la escena mundial [...] deberá concertarse un enfoque común de resolución de problemas como la contaminación y el cambio climático global, y deberán compartirse instrumentos de seguridad, defensa y política exterior [europeas]". Siendo claro que ningún Estado miembro es capaz de sostener una política espacial nacional independiente, el Libro Verde espera sensibilizar al público y hace hincapié en la importancia estratégica de la política espacial para la Unión. Abundando en el sentido del documento, Philippe Busquin dirigió a la Convención un llamamiento para que contemplara la incorporación de disposiciones espaciales en el nuevo Tratado. Con el fin de "replantear de raíz el lugar de Europa en el espacio", el Comisario Busquin anunció la celebración de una consulta, llevada por un grupo operativo conjunto AEE/Comisión, del 22 de enero al 30 de mayo de 2003. Se confía en que el proceso de consulta generará respuestas concretas a las preguntas referentes al acceso, la financiación y las disposiciones institucionales. Se ha convocado en toda Europa un programa de seminarios, talleres y audiencias destinado a alimentar el debate. La Comisión elaborará un Libro Blanco de publicación prevista en 2003, previéndose ya la formulación de propuestas concretas en un plan de acción.