La creciente brecha entre la promesa y la realidad de la biotecnología
La doctora Louise Fresco, experta ponente en la conferencia sobre agricultura sostenible en los países en desarrollo, celebrada el 30 de enero en Bruselas, realizó una exposición acerca de la creciente brecha que existe entre la promesa y la realidad del uso de la biotecnología y las ciencias de la vida en la agricultura sostenible. La doctora Fresco, Subdirectora general del Departamento de agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, habló de cómo el 85 por ciento de los cultivos transgénicos como el maíz, la canola y el algodón, están diseñados para reducir los costes de mano de obra y los económicos. Por el contrario, cultivos como los garbanzos y la mandioca, que podrían contribuir a erradicar la pobreza y el hambre, no se cultivan de forma tan extensiva. "Existe una fractura molecular entre los ricos y los pobres", declaró la doctora Fresco. Según la doctora, esta fractura es generada por las principales diferencias que existen entre los países, desde el punto de vista de las aplicaciones y el avance de las ciencias de la vida, así como por la falta de financiación del sector público. La situación actual es el resultado también de la falta de confianza del público en la actividad científica. "La ciencia se considera actualmente más como una fuente de peligro que como una aliada del avance social", declaró la doctora Fresco. Para recuperar de nuevo la confianza en la investigación científica, la doctora Fresco sugirió que un contrato social que establezca el dialogo abierto con la sociedad, plantea las necesidades reales de los países en desarrollo y garantiza el que los pobres se beneficien de los progresos alcanzados por la biotecnología y las ciencias de la vida. La doctora Fresco señaló que este tipo de contrato generaría la evaluación democrática de la biotecnología y las ciencias de la vida, en concreto la investigación en los cultivos modificados genéticamente. Aunque recalcó que el contrato social no debería centrarse únicamente en los cultivos modificados genéticamente, ya que ello iría en detrimento de otro tipo de investigación científica. Concluyó haciendo varias recomendaciones concretas para avanzar en la labor de la biotecnología y las ciencias de la vida en el desarrollo de la agricultura sostenible: - Creación de una base de datos que trace los organismos modificados genéticamente en las cadenas alimentarias para que los científicos y el público puedan estar mejor informados; - Asistir a los países en desarrollo para que elaboren sus propias políticas de biotecnología; - Ayudar a los países en desarrollo a fijar sus capacidades en la gestión de la evaluación de riesgos; - Crear una red de investigación mundial para conciliar las necesidades y las demandas de los países en desarrollo con los recursos disponibles; - Destinar más financiación el sector público para la investigación; - Recurrir al sector privado para la difusión de información sobre biotecnología en los países en desarrollo de forma voluntaria.