El debate sobre el Consejo Europeo de Investigación planteó muchos interrogantes
Científicos de renombre en el ámbito de las Ciencias de la Vida, reunidos en París para discutir la posible creación de un Consejo Europeo de Investigación, alcanzaron un consenso sobre ciertos temas clave, si bien quedaron algunas cuestiones por resolver. El debate se celebró en la sede de la UNESCO el 19 de febrero, y convocó a premios Nóbel, jefes de organizaciones de investigación y científicos de toda Europa, quienes instaron a los organizadores a prescindir de las normas de cortesía y a decir lo que piensan abiertamente sobre el tema. El doctor Frank Gannon, director ejecutivo del otro organizador de la manifestación, la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO), puntualizó en su presentación: "Estamos sumidos en un debate que no puede durar por siempre". Por su parte, el doctor Gannon, declaró, en el marco de los objetivos de la UE fijados en Lisboa sobre competitividad, que "Si, para el año 2004 no hay planes concretos sobre la constitución del consejo, quizás sea demasiado tarde." Tomando como base los temas que surgieron en las presentaciones y en los debates de expertos, se celebró un debate abierto donde los participantes intentaron alcanzar un acuerdo sobre los principios fundamentales y la estructura básica del organismo propuesto. Uno de los temas donde se logró el consenso unánime fue en la necesidad de que cualquiera que sea el consejo éste deberá centrar sus esfuerzos y recursos en apoyar la investigación básica, o la dirigida por investigadores. Muchos de los convocados opinaron que la duración, a largo plazo, de la investigación fundamental, junto con la ausencia de garantías financieras, hace que las empresas se muestren reticentes a destinar la financiación necesaria, por lo que un Consejo Europeo de Investigación era un candidato ideal para llenar este vacío. Como matizó el doctor Andrea Ballabio, director del instituto Telethon de genética y medicina: "Dentro de las Ciencias de la Vida, la investigación básica constituye el cimiento de la mayoría de las empresas semilla comerciales, por lo que se hace esencial la inversión." Otro tema recurrente fue un consejo que proporcione financiación para mejorar las infraestructuras de investigación europeas. La necesidad de actuar surgió a colación de un estudio reciente, que reveló que de las 20 mejores instalaciones del mundo dedicadas a las Ciencias de la Vida, tan sólo dos se encuentran en Europa. En Europa, se incluyen, junto con las infraestructuras materiales, las del conocimiento. El premio Nóbel, el doctor John Sulston puso el ejemplo del proyecto del genoma humano, donde únicamente la intervención de una institución de caridad del Reino Unido, la Wellcome Trust, garantizó el que las secuencias finales estuvieran libremente a disposición de todos los científicos. "La investigación de la UE debe actuar como contrapeso a la estadounidense, y en concreto, a las empresas de ese país". Sin embargo, los delegados no fueron capaces de alcanzar un acuerdo sobre ciertos asuntos fundamentales. Una muestra de ello es la disyuntiva de si el consejo debe competir con los consejos nacionales de investigación. El doctor Jean-Patrick Connerade, presidente de Euroscience, opinaba que la competitividad entre los científicos y las instituciones de financiación son la clave para lograr la excelencia en la investigación. Hubo, sin embargo, quien alegó que si el Consejo Europeo de Investigación pretende competir con los consejos nacionales, esta organización nunca recibirá el respaldo que necesita para convertirse en una realidad. Las cuestiones relativas a la financiación de un consejo fueron las que más opiniones encontradas suscitaron. Varios de los asistentes afirmaron que el presupuesto de este consejo debería nutrirse de nueva financiación, en vez de distribuir de nuevo la asignación de los recursos existentes, como parte del objetivo de aumentar la inversión europea en investigación a un tres por ciento del PIB. El doctor Rolf Tarrach, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, manifestó su desacuerdo. Describió esta postura de "expectativa no realista", argumentó que el objetivo primordial debería ser la creación del Consejo Europeo de Investigación, y que la financiación nueva sólo se materializará una vez que la organización haya probado su valía. Mientras que el doctor Tarrach cifraba un presupuesto anual realista del consejo en alrededor de 2.000 millones de euros, basándose en la financiación nacional y de la UE, para el premio Nóbel el doctor Rolf Zinkernagel: "El presupuesto debe oscilar entre los 20.000 y los 40.000 millones de euros por año para que pueda repercutir en la ciencia europea." A pesar de las diferencias de opinión, los organizadores de la reunión estaban satisfechos por haberse identificado parcelas de consenso, y recibieron de buen agrado el hecho de que aquellos que estaban presentes hubieran convenido en que la idea de un consejo es buena. Todas las contribuciones aparecerán recogidas en un documento sobre la manifestación y ya se ha propuesto la celebración de una próxima reunión. El doctor Gannon clausuró la manifestación instando a los participantes a reflexionar sobre los temas que se plantearon y a comenzar el proceso mediante la concreción de los próximos pasos hacia la creación de un Consejo Europeo de Investigación.