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Los vehículos sin conductor, el futuro del transporte rodado

Actualmente se están probando coches automáticos por toda Europa, desde Bavaria (Alemania) hasta Tríkala (Grecia) y desde Versalles (Francia) hasta Gotemburgo (Suecia), dando así un mayor impulso a la revolución que se avecina en el transporte. Se espera que los vehículos sin conductor deparen numerosos beneficios a la sociedad.

El transporte por carretera va camino de un futuro dominado por los vehículos sin conductor, un adelanto que se espera refuerce la seguridad vial, reduzca la congestión y comporte menos efectos nocivos en el medio ambiente. Se calcula que en 2035 se venderán nada menos que 30 millones de vehículos (total o parcialmente) automáticos, lo cual reduciría las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en hasta un 60 %. VRA (Vehicle and Road Automation network), una acción de apoyo reciente financiada por la UE, ha ayudado notablemente a impulsar la investigación y el desarrollo en relación con los vehículos sin conductor. «La automatización ayuda a solucionar problemas de la sociedad, pues repercute en la seguridad vial, la multimodalidad del transporte, la contaminación, el empleo y la competitividad», declaró el Dr. Maxime Flament, coordinador del proyecto VRA. Para lograrlo, VRA estableció una red de cooperación que integra a varios grupos de investigadores e interesados, quienes se reunieron e intercambiaron pareceres acerca de la automatización de los vehículos y las carreteras. «Se trata de la siguiente revolución en el transporte por carretera y de un nuevo cambio de paradigma. Puede resultar bien o mal, depende de cómo se introduzca —puntualizó Flament—. El mero hecho de integrar en los vehículos nuevas tecnologías de automatización puede salvar la vida de conductores y peatones». Además de reforzar la seguridad y reducir la contaminación, otras ventajas claras para los usuarios serían trayectos más previsibles y económicos, trasbordos fluidos entre medios de transporte, el fomento de la movilidad de la tercera edad y una mayor disponibilidad de tiempo que dedicar a otras actividades. No obstante, y pese a las drásticas mejoras en las tecnologías de automatización y en su grado de preparación para la carretera, antes habrá que solventar varias consideraciones y retos. «Primero hay que llevar a cabo una evaluación más concienzuda del impacto de estas nuevas tecnologías para ver cómo influirán en la seguridad, la eficiencia de las carreteras, la movilidad de las personas, el uso del suelo y el comportamiento durante los desplazamientos —aclaró Flament—. La repercusión puede ser inmensa, pero las autoridades políticas tienen que saber cómo de grande exactamente; y esto es algo que no se puede decidir por cuenta propia, sino que se tiene que determinar a escala europea, máxime si tenemos en cuenta que las decisiones de hoy determinarán nuestra posición dentro de diez años». Otra consideración importante es el factor humano, que sigue entrando en juego en la conducción automática y conectada. «Tenemos que estudiar a fondo la interacción entre los vehículos y los conductores "manuales", y determinar lo que será viable para los ocupantes de los vehículos, por ejemplo echarse una siesta o ver un vídeo», aclaró Flament. Estudiar la idoneidad para circular por carretera y validar la seguridad de los vehículos también es esencial, como también lo es conocer la infraestructura digital necesaria para el funcionamiento de estos vehículos. «¿Se necesitan planos callejeros digitales exactos? ¿Qué información de tráfico precisan estos vehículos para funcionar de manera segura? ¿Qué señales, límites de velocidad y marcas viales se requieren?», preguntó retóricamente Flament, como ejemplos de cuestiones que se deben examinar. Además, hay que establecer el entorno normativo propicio en cada Estado miembro de la UE para que pueda producirse este cambio de paradigma. VRA ha investigado estas cuestiones fundamentales relativas a la conducción automática, así como la computación en nube, las técnicas analíticas de datos masivos (Big Data), el Internet de las Cosas, la tecnología inalámbrica, la inteligencia artificial y las medidas de protección. «Todas estas tecnologías procedentes del sector de la informática se aprovecharán en aras de impulsar la automatización del transporte, y todas han alcanzado un buen grado de madurez que es imprescindible para su adopción», afirmó Flament. En suma, VRA pasó revista a las consideraciones, los mecanismos y las tecnologías auxiliares que se necesitan para la implantación de los vehículos sin conductor. Sus frutos son ahora aprovechados por otros proyectos complementarios, como el proyecto CARTRE (Coordination of automated road transport deployment for Europe), financiado con fondos europeos. En el seno de esos proyectos se estudia el modo de solventar los retos definidos y quién debe hacerlo, además de supervisar la coordinación y la transferencia de conocimientos entre iniciativas de investigación y emplazamientos de pruebas. Todas estas iniciativas pioneras no dejan lugar a dudas acerca del futuro del transporte rodado automático.

Palabras clave

Vehículos sin conductor, transporte por carretera, VRA, automatización de carreteras, conducción automática, inteligencia artificial, STI

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