Un nuevo informe cuestiona la validez científica de los ensayos sobre cultivos MG en el Reino Unido
Las evaluaciones a escala de explotación agrícola de los cultivos modificados genéticamente (MG) en el Reino Unido ya se han llevado a cabo pero, antes de publicarse los datos definitivos, los opositores ya están poniendo en tela de juicio la validez de los resultados. El experimento de cuatro años de duración, el más prolongado de su clase que se haya realizado en todo el mundo, y patrocinado por el gobierno del Reino Unido, trata de determinar si los herbicidas de amplio espectro empleados en numerosas variedades MG son perjudiciales o no para la biodiversidad del terreno agrícola. En los ensayos se efectuaron cultivos MG y convencionales de colza, maíz y remolacha azucarera en campos adyacentes. Los científicos contaron periódicamente las malas hierbas, los insectos y otros indicadores de biodiversidad en cada uno de los campos, con objeto de descubrir si los cultivos MG tenían una cantidad de vida natural significativamente mayor o menor que la de sus vecinos convencionales. El experimento fue diseñado para estar en condiciones de detectar con precisión una diferencia de una vez y media en los indicadores de biodiversidad entre los campos, pero los opositores a los ensayos afirman que es probable que ciertos indicadores clave varíen naturalmente en un margen muy superior al 50 por ciento previsto por los ensayos. Friends of the Earth (FoE), activa organización militante anti-MG, ha elaborado un análisis que se publicó en el New Scientist el 26 de marzo, y que sostiene que el experimento "no aporta pruebas concluyentes sobre si los cultivos MG provocan o no perjuicios a largo plazo a la fauna de los terrenos agrícolas". Pete Riley, militante especializado en alimentos y agricultura reales de FoE, cuyo equipo llevó a cabo el análisis, expone: "Hemos publicado este informe porque creemos que resulta vital que el público en general, los agricultores y la Administración se den cuenta de las limitaciones de los resultados de la evaluación en el ámbito de las explotaciones agrícolas." El informe destaca otros defectos potenciales en la metodología del experimento, entre ellos el que los investigadores, debido a las restricciones de tiempo y de dinero, no hayan controlado importantes organismos existentes en el suelo, y manifiesta su preocupación por el hecho de que los herbicidas utilizados fueron seleccionados sobre la base de que maximizan la diversidad y no por producir un rendimiento positivo, con lo cual los resultados carecen de sentido. Con respecto a los motivos que explican estas incoherencias, el Sr. Riley cree que "La Administración [del Reino Unido] no estaba interesada en investigar adecuadamente el impacto a largo plazo de los cultivos MG, lo que quería era evitar la amenaza de una moratoria. [...] La culpa de ello no era de los investigadores, que tenían las manos atadas." Les Firbank, del Institute of Terrestrial Ecology de Cumbria, coordinador de los ensayos, calificó de "especulaciones" las alegaciones según las cuales los experimentos contenían errores estadísticos. Afirmó que nadie podía comentar la validez de los ensayos hasta que los datos se hayan publicado. Peter Green, presidente de la Royal Statistical Society, sostiene que, si bien muchas de las cuestiones estadísticas suscitadas en el informe constituyen preocupaciones válidas, estos problemas son relativamente habituales, y existen de hecho métodos contrastados para hacerles frente. "El peligro que plantea un asunto con una carga política tan elevada es que algunas personas buscan respuestas en blanco y negro, lo cual no existe," dice el Sr. Green.