Fischler afirma que la coexistencia se refiere a los riesgos económicos, no a la salud ni a la seguridad alimentaria
El 24 de abril el Comisario de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca, Franz Fischler, anunció que el problema de la coexistencia se refería exclusivamente a las potenciales consecuencias económicas de la mezcla de cultivos orgánicos y cultivos modificados genéticamente. En una mesa redonda sobre los resultados de investigación relativos a la coexistencia, el doctor Fischler recordó a las partes interesadas que con la coexistencia no estaban en juego el medio ambiente ni la salud. De hecho, el Comisario destacó que, gracias a un eficaz proceso de autorización, sólo podrían cultivarse en Europa aquellos cultivos modificados genéticamente considerados seguros tanto para la salud humana o animal como para el medio ambiente. Durante su participación en la mesa redonda, el Comisario de Investigación, Philippe Busquin, recalcó que trasladar la coexistencia a un debate sobre los riesgos de los cultivos transgénicos no tenía sentido. "Debemos concentrarnos en los riesgos económicos [...] y reconocer que la coexistencia es inevitable y esencial para garantizarles libertad de elección tanto a los agricultores como a los consumidores", añadió. Ambos Comisarios afirmaron que dicha libertad de elección no podía conseguirse en la situación actual, en la que los productores de cultivos tradicionales u orgánicos corrían el riesgo de experimentar grandes pérdidas económicas si se detectaba una presencia adventicia de organismos modificados genéticamente superior al nivel autorizado. Del mismo modo, la mezcla con cultivos no modificados genéticamente podría traerles consecuencias económicas a los agricultores de productos transgénicos. Para abordar estos problemas, "lo que se necesita ahora es una evaluación de las pruebas científicas disponibles relativas a la mezcla de cultivos modificados genéticamente y no modificados genéticamente, así como unas medidas técnicas y agronómicas apropiadas para evitar o reducir la mezcla y sus costes", dijo el Comisario Fischler. Según los estudios científicos y técnicos, y los experimentos llevados a cabo hasta ahora, ciertos cultivos tienen una buena garantía de coexistencia mientras que otros necesitarían un enfoque agrícola diferente para mejorar la gestión de la convivencia. Además de la especificidad cultural, el doctor Fischler señaló otros factores que deberían tenerse en cuenta a la hora de gestionar la coexistencia, como, por ejemplo, las disparidades regionales de condiciones naturales, estructuras agrícolas y modelos de producción. Al mismo tiempo, se deberían poner en el foco de atención los cultivos para los que se hayan aprobado ya o vayan a aprobarse en el futuro próximo variedades modificadas genéticamente, y para los cuales existe una probabilidad de mezcla importante; en ellos se incluyen el maíz y las semillas oleaginosas de colza. Fischler anunció también que cualquier planteamiento de coexistencia debería efectuarse en un marco temporal aceptable. En lo referente a la adopción de políticas, Fischler dijo que era responsabilidad de los Estados miembros el definir medidas conformes a sus condiciones nacionales y regionales. "Podrían evaluar sus necesidades individuales y elegir el marco político más apropiado, ateniéndose a la condición general de no contravenir la legislación comunitaria". En respuesta a las solicitudes de resolución, a nivel comunitario, de la responsabilidad en materia de contaminación genética, el Comisario Fischler reiteró la necesidad de "averiguar primero si las leyes nacionales existentes ofrecen posibilidades suficientes de compensar la pérdida económica de cara a la realización de mezclas". En el contexto de la evaluación de medidas agrícolas y datos científicos, Fischler apuntó el creciente número de actividades que ya se han puesto en marcha en los Estados miembros. Un ejemplo de este tipo de iniciativas es el informe del Ministerio danés de Alimentación, Agricultura y Pesca relativo a una estrategia de coexistencia de cultivos modificados genéticamente, tradicionales y orgánicos. El informe, presentado durante una mesa redonda por Soren Mikkelsen, del Instituto danés de ciencias agrícolas, determina y evalúa las medidas consideradas necesarias para garantizar la coexistencia de la producción de cultivos modificados genéticamente y cultivos no modificados. Aunque del informe se deduce que la coexistencia podría aplicarse satisfactoriamente a algunos cultivos en el margen de los actuales valores umbral, también indica que se producirían marcadas variaciones entre cultivos y explotaciones individuales en lo que se refiere a los gastos contraídos para respetar dichos valores umbral. El informe recomienda asimismo la introducción en la formación de los agricultores de un curso obligatorio sobre las labores de cultivo y tratamiento de productos transgénicos. Mikkelsen anunció la celebración de debates adicionales durante una conferencia europea sobre coexistencia convocada en Copenhague para los días 13 y 14 de noviembre. Además, está previsto que la Comisión, aparte de desempeñar una función coordinadora y consultiva respecto al problema de la coexistencia, publique, para finales del verano, un conjunto de directrices sobre la materia después de la mesa redonda.
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Dinamarca