Los investigadores destacan las perspectivas científicas del debate ético sobre la investigación de células madre
La presencia de algunos de los principales investigadores europeos sobre las células madre en el seminario interinstitucional de bioética celebrado en Bruselas el 24 de abril ha servido para un doble objetivo. Los asistentes querían oír sus opiniones personales, como expertos, sobre la utilización ética de los embriones en la investigación, pero lo que resultó quizás aún más decisivo fue el hecho de que sus perspectivas sobre las metodologías y el potencial de futuro de esa investigación destacaran algunos aspectos prácticos del debate bioético que a menudo quedan eclipsados por cuestiones más controvertidas. Sin embargo, el tema más conflictivo, el estatuto moral de los embriones humanos, fue el primero que trataron los científicos, y no llama la atención el hecho de que las opiniones estuviesen divididas. De los expertos más prestigiosos dedicados a la investigación de células madre presentes en el seminario, el profesor Angelo Vescovi, codirector del Instituto de investigación sobre células madre del hospital San Raffaele de Milán (Italia), considera que si bien existe un período posterior a la fecundación en el que no hay vida humana, durante todas sus etapas el embrión es una forma de vida en desarrollo y, por lo tanto, debe acordársele el mismo estatuto moral que a los seres humanos. En su investigación el profesor Vescovi está analizando el potencial de los tratamientos que emplean células madre aisladas y extraídas de sujetos adultos, las llamadas células madre somáticas. Las posibles aplicaciones de las células madre somáticas son parecidas a las de las células madre embrionarias, e incluyen su trasplante directo a pacientes que padecen enfermedades neurológicas, método cuya eficacia ya ha demostrado el profesor Vescovi en los ratones. Más aún, esas células pueden utilizarse en laboratorios para desarrollar y ensayar fármacos destinados al tratamiento de una amplia gama de trastornos. Algunos señalan, empero, que la extracción de células madre de los adultos puede resultar extremadamente difícil y, a diferencia de las células madre embrionarias, aquéllas no parecen ser pluripotenciales (no poseen la capacidad de desarrollarse en una célula del organismo), como tampoco parece viable multiplicarlas indefinidamente en el laboratorio. El profesor Austin Smith, director del Instituto para la investigación de células madre de Edimburgo (Reino Unido), es uno de los científicos que creen que los posibles beneficios de las células madre embrionarias justifican su utilización y alegan que un embrión creado para la fecundación in vitro, pero no utilizado (un embrión sobrante), carece del potencial requerido para convertirse en una forma de vida sin ser implantado previamente en un útero. En consecuencia, según el profesor Smith, sería erróneo conceder el mismo estatuto moral a un embrión sobrante que a un ser humano vivo. Como señaló el profesor Peter Whittaker, de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), al analizar la diferencia de criterios sobre la cuestión entre los expertos y los ciudadanos, resulta muy improbable que una definición específica del estatuto moral de los embriones llegue a ser considerada como representativa. Hubo otras perspectivas científicas, sin embargo, que parecen modificar en cierta forma las fronteras del debate. Por ejemplo, muchos científicos creen que, cuando se haya perfeccionado el proceso de crear líneas celulares a partir de células madre embrionarias, ya no será necesario utilizar embriones para extraerles células madre, dado que sus propiedades pluripotenciales y multiplicabilidad ilimitada otorgarán a las células todos los recursos que puedan necesitar jamás. Si bien esto apoya la utilización de células madre, otro argumento con base científica, y no ética, parece desafiar el planteamiento. Los investigadores que, como el profesor Vescovi, trabajan con células madre somáticas aisladas en sujetos adultos o en fetos abortados alegan que el desarrollo de fármacos que emplean células madres es, con mucho, el área de investigación más prometedora del futuro. Con objeto de desarrollar fármacos para luchar contra trastornos específicos, según este argumento, las células madre embrionarias son inútiles, ya que no poseen las características anormales que se requieren, y debido a su origen, representan sólo una pequeña muestra de la diversidad humana: en la mayoría de los casos, parejas infecundas occidentales. En el debate también han llegado a plantearse argumentos de carácter económico. Los partidarios de la investigación que utiliza embriones advierten que, si dichas actividades no reciben apoyo en el ámbito de la UE, se perderán oportunidades de financiación y científicos de primera línea en este campo, a favor de otras partes del mundo que apoyan esa investigación. Es evidente que existe una tendencia a centrarse en los aspectos más litigiosos del debate sobre las células madre, es decir, la moralidad del uso de embriones con propósitos de investigación, pero hay argumentos mucho menos obvios que también es preciso tomar en consideración. Al redactar una propuesta capaz de consensuar el planteamiento, la Comisión deberá tener en cuenta todos los aspectos implicados.