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Prodi llama a "pasar a la acción" para garantizar la accesibilidad de las medicinas en los países en desarrollo

"¿Cómo es posible que en el mundo en desarrollo continúen muriendo personas que padecen enfermedades que pueden tratarse, e incluso curarse?", planteó el Presidente de la Comisión, Romano Prodi, a los participantes en la mesa redonda sobre acceso a las medicinas, celebrada el ...

"¿Cómo es posible que en el mundo en desarrollo continúen muriendo personas que padecen enfermedades que pueden tratarse, e incluso curarse?", planteó el Presidente de la Comisión, Romano Prodi, a los participantes en la mesa redonda sobre acceso a las medicinas, celebrada el 28 de abril. En su discurso de apertura, el Presidente Prodi señaló que más de 2.000 millones de personas en todo el mundo carecen de un acceso habitual a fármacos esenciales para salvar vidas. El sida, la tuberculosis y la malaria por sí solas matan cada año cinco millones de personas, mayoritariamente en los países en desarrollo. A la vista de esta crisis global de la salud, Romano Prodi hizo un llamamiento a los representantes de alto nivel de los países desarrollados y en desarrollo, organizaciones internacionales, empresas y organismos no gubernamentales, para que identificaran la tarea que tenían ante sí y garantizaran el avance hacia la accesibilidad sostenible de las medicinas que actúan contra las enfermedades relacionadas con la pobreza. "Éste es un desafío que implica [...] reconciliar necesidades, demanda y oferta a precios asequibles. Por consiguiente, significa adaptar, estimular, y a veces incluso encauzar el mercado en una dirección socialmente más responsable. En cualquier caso, lo que está claro es que no hacer nada no es una opción", afirmó el Presidente de la Comisión. Durante la primera sesión sobre la contribución de la investigación, los participantes reconocieron la existencia de diversos obstáculos que impiden un acceso igualitario a las medicinas destinadas a las enfermedades relacionadas con la pobreza. Entre dichos impedimentos se encuentran la pésima coordinación de esfuerzos investigadores en el ámbito global, la inexistencia de diálogo y cooperación entre las partes interesadas, y la insuficiencia de apoyo político local y de formación de capacidades. Sin embargo, en opinión de muchos interesados el mayor de los obstáculos es la falta de inversión privada en el desarrollo y la distribución de medicinas para enfermedades relacionadas con la pobreza. "Si se arregla la economía, podemos resolver la cuestión", señaló Rino Rappuoli, de la empresa biofarmacéutica Chiron. El problema económico está causado en parte por un sector de investigación y desarrollo (I+D) que no parece interesado en invertir en investigación sobre enfermedades relacionadas con la pobreza, simplemente porque carece de "sentido empresarial", en opinión de Anarfi Asamoa-Baah, de la Organización Mundial de la Salud. Según señala Grant Aldonas, subsecretario estadounidense de Comercio Internacional, la única manera de superar este obstáculo consiste en afrontarlo con decisión. Para "aprovechar la codicia", es necesario que los organismos gubernamentales desarrollen un vehículo político eficaz con incentivos más amplios que induzcan las empresas privadas a invertir en I+D sobre enfermedades actualmente olvidadas o "huérfanas", explicó Aldonas. Entre dichos incentivos cabe mencionar un acceso más fácil al capital riesgo, préstamos a bajo coste, créditos fiscales, mercados garantizados y prórrogas de los derechos de patentes o de exclusividad de los mercados. Sin embargo, debe haber algo más que incentivos a la inversión privada, advierte Jean-François Girard, presidente del Instituto francés de investigación y desarrollo (IRD). Por encima de todo, el objetivo tiene que ser desarrollar una asociación investigadora sostenible entre los hemisferios Norte y Sur. Dentro de esta asociación, Girard subraya la importancia de desarrollar recursos locales de modo que los interesados puedan apropiarse de los conocimientos y la pericia técnica, evitando de este modo el peligro de la "fuga de cerebros". No existe asociación, empero, si todas las decisiones se toman en el hemisferio Norte, advirtió el doctor Asamoa-Baah, y añadió que este tipo de solución sólo representaría un objetivo a corto plazo. En la UE ya está tomando forma un nuevo modelo de implantación de una asociación equitativa entre países desarrollados y en desarrollo, y entre sectores público y privado. Como subrayó el Comisario de Investigación, Philippe Busquin, que también estuvo presente en la mesa redonda, la UE y los distintos países miembros han asignado unos 400 millones de euros para el "Programa de ensayos clínicos Europa-países en desarrollo" (EDCTP). Consiste en un nuevo programa de investigación de cinco años de duración, destinado a desarrollar fármacos asequibles para el tratamiento del sida, la malaria y la tuberculosis, a través de una asociación de carácter nuevo entre Europa y los países en desarrollo. "Iniciativas como el EDCTP pueden conducir a otras iniciativas similares encaminadas a luchar, por ejemplo, contra otras enfermedades denominadas 'huérfanas", expuso Busquin. Los participantes coincidieron en que el EDCTP era un punto de partida adecuado para una asociación muy necesaria entre los hemisferios Norte y Sur, y algunos hicieron recomendaciones a la Comisión en relación con el diseño y la ejecución de tal asociación. Con respecto a la búsqueda de los 200 millones de euros de inversión privada, tal como se estipula en el presupuesto del EDCTP, la eurodiputada danesa Ulla Sandbaek sugirió que sería útil que la Comisión destacara ejemplos del programa con objeto de captar el interés de las empresas farmacéuticas. Sin embargo, según Harvey Bale, de la Federación Internacional de la Industria del Medicamento (IFPMA), la Comisión no debería pensar únicamente en términos de atraer apoyo financiero al tratar con las empresas farmacéuticas. Por el contrario, debería reflexionar cuidadosamente sobre cómo utilizar la pericia técnica de las industrias en el momento de desarrollar la capacidad local de I+D. Desde el punto de vista de las prioridades, Bruno Gryseels, del Instituto de Medicina Tropical, preguntó si la Comisión había optado por un equilibrio adecuado, al asignar 200 millones de euros al EDCTP y tan sólo 50 millones de euros a la investigación en enfermedades tropicales en el VI Programa Marco. Sugirió que el equilibrio correcto podría incluir el desarrollo de un programa específico de medicinas para enfermedades relacionadas con la pobreza que aprovechara las asociaciones ya existentes, por ejemplo el programa de cooperación internacional (INCO). La advertencia más fuerte vino del doctor Asamoa-Baah, que afirmó que si bien el EDCTP poseía los ingredientes correctos para una "auténtica asociación Norte-Sur", el envase era incorrecto. En su opinión, aunque el EDCTP se propone aportar formación y la base para una infraestructura de investigación en los países en desarrollo, la denominación "ensayos clínicos" constituirá una dificultad para convencer a los países en desarrollo de que sus ciudadanos no van a ser utilizados como conejillos de indias. Está previsto que el resultado de los debates sirva de base a la intervención sobre una posible agenda referente a enfermedades transmisibles durante la Cumbre del G8 en junio.

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