Un proyecto de la UE se propone salvar documentos históricos en peligro
Las bibliotecas, los archivos y los museos de todo el mundo afrontan el inmenso problema de conservar innumerables documentos en papel, que se encuentran en peligro debido a las características corrosivas de determinadas fórmulas de tintas antiguas. Para mejorar la comprensión de la corrosión que provoca la tinta, la Comisión financia un proyecto que establecerá un conjunto de buenas prácticas para la conservación de estos documentos. El proyecto InkCor ha recibido una financiación de 1.410.000 euros en virtud de la sección de energía, medio ambiente y desarrollo sostenible del V Proyecto Marco, suma que se destinará a museos, institutos de investigación y universidades de Alemania, Francia, Países Bajos y Eslovenia. En una entrevista con Noticias CORDIS, Jana Kolar, de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Eslovenia, y coordinadora del proyecto, destacó el alcance del daño causado por la corrosión de la tinta férrea: "Un inventario realizado por el museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam ha puesto de manifiesto que alrededor del 25 por ciento de su valiosísima colección de dibujos holandeses del siglo XVII se ha visto afectado y que entre el 60 y el 70 por ciento de las obras de Leonardo da Vinci muestran señales de deterioro. La Biblioteca Estatal de Berlín ha calculado asimismo que 500.000 folios como mínimo han sido dañados por la corrosión de la tinta y que las partituras musicales manuscritas de Bach están prácticamente cayéndose a pedazos". Ya en 1899 se descubrió el problema de la corrosión de la tinta ferrogálica, y desde entonces numerosos proyectos de investigación en todo el mundo han intentado hacer frente a la cuestión. Sin embargo, hasta el momento actual, como ha señalado la doctora Kolar, no se ha llevado a cabo una investigación sistemática. "La tinta ferrogálica se fabrica con cuatro ingredientes básicos: tanino, vitriolo, goma y agua, pero no existe ninguna fórmula estándar ya que a lo largo de los siglos diversos individuos confeccionaron centenares de fórmulas. Por lo tanto, la identificación de todos los componentes corrosivos que contiene la tinta no constituye una tarea sencilla". Se presenta asimismo la dificultad de asegurarse de que se tienen en cuenta todas las facetas del problema. Según la doctora Kolar: "Para un proyecto de investigación sobre el patrimonio cultural, se requiere un enfoque interdisciplinario. El proyecto InkCor cuenta con la participación de curadores e historiadores del arte, así como químicos y físicos, de manera que los historiadores del arte investigan las fórmulas de la tinta a lo largo de la historia, y los físicos y químicos analizan los ingredientes utilizando métodos analíticos de alta tecnología [...] Esto ha sido un ejercicio muy atractivo porque es como encontrar las piezas de un enorme rompecabezas". Habiendo llegado a la mitad del programa de trabajo, el proyecto ha señalado sucesivamente que los metales y los ácidos son los responsables de la corrosión. Además, como señala la doctora Kolar: "Midiendo tres variables clave -el espesor de la tinta utilizada, el grosor del papel y la acidez de la tinta- es posible predecir la estabilidad de un documento histórico escrito con tinta ferrogálica, con lo que se favorece la realización del oportuno tratamiento conservador". El consorcio del proyecto pondrá ahora a prueba su método y examinará la respuesta de los materiales culturales. "Nos enfrentamos ahora con la tarea más compleja de todas: asegurarnos de que el tratamiento de conservación estabiliza satisfactoriamente las propiedades corrosivas de la tinta a una escala masiva, o sobre elementos individuales, sin causar alteraciones del papel a largo plazo", afirmó la doctora Kolar. Uno de los socios del consorcio del proyecto, sin embargo, confía hasta tal punto en la metodología de tratamiento que ha solicitado la correspondiente patente.
Países
Alemania, Francia, Países Bajos, Eslovenia