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Por un modelo de negocio sólido para el hidrógeno

Una pyme danesa ha propuesto un método pionero en el que se emplea amoniaco para generar hidrógeno como fuente de combustible respetuoso con el medio ambiente. Este sistema podría implicar una sustitución a escala industrial de los generadores de gasoil por otros de pilas de combustible de hidrógeno, más rentables y ecológicos.

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Y si bien aún se encuentra en una fase de desarrollo demasiado temprana como para abordar el sector del transporte, el equipo responsable confía en que se ha encontrado un nicho de mercado interesante en las torres de telecomunicaciones que deben alimentarse al margen de la red o allí donde esta sea poco fiable. «Las torres de telecomunicaciones emplean a menudo generadores de gasoil, y la expansión de las redes móviles a escala mundial apunta a que es un sector en expansión», explica el Dr. Debasish Chakraborty de RenCat (Dinamarca) y coordinador del proyecto RENGEN. «Mantener estos generadores resulta caro, y por esta razón pensamos en crear una tecnología energética respetuosa con el medio ambiente y además competitiva en cuanto a costes». La evolución de lo logrado en el proyecto RENGEN podría dar lugar a tecnologías extraordinarias. El Dr. Chakraborty explica que las estrategias de las grandes empresas energéticas se muestran favorables al hidrógeno y otros combustibles renovables, lo que apunta a cambios en el panorama político en lo relativo a los motores de gasoil. «Consideramos que es una tendencia al alza», apunta el Dr. Chakraborty. Una transición complicada La transición hacia una economía basada en el hidrógeno, en la que la energía se suministra mediante hidrógeno limpio en lugar de mediante combustibles fósiles contaminantes, se considera desde hace tiempo un objetivo político de enorme atractivo desde el punto de vista medioambiental. Los vehículos y generadores industriales alimentados con hidrógeno, por ejemplo, no contaminan. Sin embargo, el principal reto ha sido plantear un plan de negocio viable dado tanto la dificultad como el precio de transportar y almacenar el hidrógeno. «Este obstáculo técnico implica que las pilas de combustible de hidrógeno no se han introducido en el mercado en la medida que se esperaba», indica el Dr. Chakraborty. «Toda propuesta debe ser barata y tecnológicamente implantable». El equipo del proyecto se propuso abordar el almacenaje del hidrógeno tomando perspectiva y estudiando el modo de producir hidrógeno. «La tecnología que se sirve del amoníaco como materia prima para las pilas de combustible de hidrógeno está bastante desarrollada», informa el Dr. Chakraborty. No obstante, nada es tan sencillo como parece cuando se trata de hidrógeno. Chakraborty y su equipo descubrieron que el empleo de amoníaco para generar hidrógeno deja tras de sí una pequeña cantidad de amoníaco que acaba por degradar la pila de combustible. El método existente para resolver este problema se vale de membranas de paladio, pero resulta extraordinariamente caro. «Para eliminar el amoníaco es necesario utilizar capas y capas de paladio, lo cual destruye su viabilidad económica». «En nuestro caso hemos ideado una forma de utilizar un óxido de metal barato que elimina los rastros de amoniaco del hidrógeno sin necesidad de utilizar membranas de paladio». El ahorro es asombroso. El óxido de metal cuesta menos de un euro por kilogramo, en comparación con los veinte mil euros por kilogramo que cuesta el paladio. Un plan de negocio sólido La financiación aportada por la UE permitió al Dr. Chakraborty y su equipo abordar la viabilidad económica de la invención lograda en su empresa. «No se trataba tanto del dinero como de la posibilidad de darnos a conocer y entablar contactos que ofrecía este proyecto», confiesa el Dr. Chakraborty. «Ahora estamos mucho más seguros cuando nos acercamos a empresas y socios potenciales y cuando solicitamos financiación adicional». Una de las lecciones aprendidas en este proyecto de viabilidad de seis meses ha sido la necesidad de ejecutar ensayos sobre el terreno. En palabras del Dr. Chakraborty estos son fundamentales para establecer tanto la viabilidad técnica como el modelo de negocio de la empresa. «Confiamos en comenzar las pruebas en seis meses, probablemente a mediados de 2018. Ya hemos llegado a un acuerdo con un socio dedicado a las telecomunicaciones. Tras esta fase comenzaremos las actividades precomerciales, la fase de maduración del producto y por último procederemos a su comercialización.

Palabras clave

RENGEN, RENCAT, energía, pilas de combustible, hidrógeno, amoníaco, telecomunicaciones, transporte, red

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