Una investigación revela que el fallo del Beagle 2 se debió a una combinación de causas relacionadas con la organización y los recursos
Una investigación oficial del fracaso de la misión de la sonda espacial Beagle 2 ha concluido que "existieron problemas organizativos y programáticos que aumentaron considerablemente el riesgo de que el Beagle 2 fracasara". En 1997, tras el fracaso de una misión espacial rusa, el equipo necesario para llevar a cabo una misión a Marte estuvo por fin a disposición de los expertos. El calendario era muy ajustado: se sabía que en el verano de 2003 Marte alcanzaría en su órbita el punto de máxima proximidad con respeto a la Tierra. No obstante, la Agencia Espacial Europea (AEE) seleccionó el orbitador Mars Express, y realizó una convocatoria para la presentación de propuestas para añadir un módulo de aterrizaje. Se descartaron otras dos propuestas antes de que el Beagle 2 se convirtiera en el proyecto seleccionado. El informe completo de la desaparición del Beagle 2 continuará siendo información clasificada, pero se ha publicado un resumen que incluye recomendaciones realizadas por la comisión de investigación. Dicho resumen da a entender que los que tomaron parte en la misión se dejaron llevar por el entusiasmo ante las posibilidades que ofrecía el Beagle 2 y obviaron los procedimientos concebidos para determinar y reducir riesgos potenciales: "Actualmente, resulta obvio que los numerosos beneficios científicos del proyecto pueden habernos llevado a una subestimación institucional colectiva de los medios para identificar y minimizar los riesgos que aparecieron durante la fase de desarrollo, y que posteriormente demostraron ser de difícil solución debido a las limitaciones de dinero, personal y tiempo impuestas por el ajustado calendario [.], y por las limitaciones presupuestarias generales". Resulta obvio que ni la AEE, ni el Centro Espacial Nacional Británico (BNSC), han abandonado el proyecto de llegar al planeta rojo: "La AEE regresará a Marte, pero en el próximo intento debemos tener la capacidad de gestionar la complejidad de la operación y los científicos, los ingenieros y la industria tendrán que ponerse de acuerdo desde el comienzo en cuanto a los acuerdos oficiales y las responsabilidades de los socios que estarán en vigor durante todo el proceso", afirma el informe de síntesis de la AEE y el BNSC. Muchas de las recomendaciones de la comisión de investigación tienen que ver con los recursos. Según la Recomendación nº. 1: "Las futuras misiones con módulo de aterrizaje deberán ser responsabilidad de una Agencia con la capacidad adecuada y los recursos necesarios para dirigirla". La misma recomendación afirma que las próximas misiones dotadas de un aterrizador y de un orbitador deberían gestionarse como un todo integrado, al contrario de lo sucedido con el Mars Express de la AEE y el Beagle 2 británico. Prosiguiendo con el tema económico, el documento recomienda que las entidades patrocinadoras nacionales que realicen aportaciones económicas a los proyectos de la AEE deberían asegurar que exista un compromiso inicial en cuanto a la cuantía de los fondos y que este compromiso fuera acorde con la estimación de los costes necesarios para finalizar el proyecto. Deberían asimismo evitarse, en la medida de lo posible, los contratos de precio fijo, y tanto el patrocinador como el contratista deberían tener la seguridad de que el segundo cuenta con un margen de maniobra lo suficientemente amplio como para responder a cualquier incertidumbre o riesgo. En cuanto a la gestión de proyectos, se recomienda hacer los arreglos necesarios entre las entidades colaboradoras, la AEE y los patrocinadores nacionales, y que se utilice documentación a escala del sistema. Dicha documentación pondría a disposición de los socios los requisitos técnicos del proyecto contribuyendo así a aumentar la concienciación en cuanto a los posibles riesgos existentes en las áreas de responsabilidad de cada socio. El documento señala unas pocas recomendaciones de orden técnico, algunas de ellas relativas a la realización de una serie de pruebas exhaustivas antes del lanzamiento y otras relacionadas con componentes específicos del módulo de aterrizaje, como la cubierta trasera o el escudo térmico frontal. Tras manifestar sus dudas sobre la posibilidad de que la tecnología de airbags y paracaídas del Beagle 2 pudiera ser la causa de su desaparición, el documento hace una llamada al desarrollo de una mayor capacidad tecnológica en este aspecto, y afirma que las misiones planetarias europeas deben beneficiarse al máximo de la experiencia estadounidense y rusa. Pese a todo, no se ha podido probar claramente que un fallo técnico concreto fuera la causa del fracaso de la misión. Finalmente, la AEE y el BNSC afirman que para la ejecución de misiones de alto nivel y alto riesgo, la AEE y todas las entidades patrocinadoras deberán "gestionar las expectativas puestas en los resultados del proyecto de forma equilibrada y objetiva a fin de estar preparados tanto para el éxito como para el fracaso". Algunos pondrán en entredicho esta última recomendación. Aunque es necesario tener un cierto sentido de realismo, muchos creen que el entusiasmo y la fe que caracterizaron la presentación de la misión permitieron despertar el interés de la opinión pública en la investigación espacial. El interés social, justifica a su vez tales experimentos.
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Reino Unido