Francia quiere que el medio ambiente esté en pie de igualdad con los derechos humanos y sociales
El presidente francés, Jacques Chirac, ha sugerido la introducción de un cambio drástico en la Constitución francesa para dar las cuestiones medioambientales la misma importancia que a los derechos humanos, económicos y sociales. En un anuncio que ha provocado las protestas tanto de políticos como de científicos, el Sr. Chirac comunicó que quiere consagrar el derecho de todos los franceses a "vivir en un medio ambiente equilibrado y que respete su salud". Si bien la mayoría está de acuerdo con el principio básico de esta Carta medioambiental, el punto de la discordia es uno de los artículos en el cual se establece que si una acción supone "una amenaza seria e irreversible" para el medio ambiente, el gobierno tiene libertad para interrumpirla. El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, salió en apoyo del Sr. Chirac aludiendo que "Es muy importante que Francia se identifique con el espíritu de conciencia planetaria". Los científicos sin embargo han criticado este artículo aduciendo que este principio cautelar es demasiado impreciso y poco claro y podría tener consecuencias nefastas para la investigación y el desarrollo científico así como provocar complicadas discusiones legales. El temor es que la inclusión de este principio en la Constitución pueda potencialmente provocar que ciudadanos acudan a los tribunales si consideran que el gobierno no adopta medidas para proteger el medio ambiente contra, por ejemplo, alimentos modificados genéricamente. El ministro de Justicia, Dominique Perben, rebatió sin embargo estos argumentos, señalando que el artículo "no frena la investigación o las actividades económica". "Es hora de que los políticos se hagan eco de las preocupaciones de los ciudadanos sobre la protección del medio ambiente. No se trata de abandonar el desarrollo social y económico, sino de hacerlo compatible con la preservación medioambiental". Algunos científicos comparten esta opinión. El astrofísico Hubert Reeves, por ejemplo señaló que: "La ciencia puede actuar para bien y para mal. Es necesario estar alerta y reflexionar sobre las consecuencias de la investigación. El conocimiento de los riesgos que pueden causar las actividades humanas a las personas y la naturaleza nos lleva a adoptar medidas cautelares". A día de hoy la Carta se debate en el Parlamento y tendrá que ser aprobada ya sea mediante referéndum nacional o por las dos cámaras.
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