Científicos británicos instan al gobierno a resolver la cuestión de las armas biológicas
Nunca ha sido tan fácil fabricar armas biológicas, advierte la Asociación Médica Británica (BMA) en un nuevo informe. El informe, 'Biotechnology, Weapons and Humanity II' (Biotecnología, Armas y Humanidad II), insta a los gobiernos de todo el mundo a tomar medidas enérgicas contra la fabricación de armas químicas y genéticas, y señala que de lo contrario se desarrollarán tecnologías con un potencial devastador. 'Este informe no presenta una lectura cómoda, pero es imprescindible que los gobiernos tomen medidas en este asunto ahora. Si esperamos demasiado, será virtualmente imposible defendernos, dijo la Dra. Vivienne Nathanson, responsable de ciencia y ética de la BMA. Sencillamente, es muy fácil fabricar armas biológicas, añadió. No hay más que mirar en Internet.' El margen de oportunidad para tomar medidas disminuye a gran velocidad, señala el informe, y a largo plazo es mucho más difícil controlar las armas biológicas que las nucleares. Las armas biológicas, fabricadas con ayuda de la ingeniería genética, podrían producir nuevas versiones de antiguos virus, como la polio, la viruela o la gripe española. Entre esas armas biológicas que se podrían desarrollar para causar un daño irreparable, cabe citar también el ántrax fabricado de forma genética, los virus para controlar los cultivos y los bioreguladores (agentes que atacan el sistema inmunológico y el sistema nervioso de las personas). 'El problema es que la misma tecnología que se usa para desarrollar nuevas vacunas y encontrar nuevas curas para el Alzheimer y otras enfermedades debilitantes se puede utilizar también con fines malignos. Por eso resulta imprescindible elaborar un código ético para los científicos. Hay que responder a preguntas como a dónde nos puede llevar la investigación, dónde se van a publicar los resultados y quién tiene acceso a los datos, explicó el autor del estudio, el Profesor Malcolm Dand, de la Universidad de Bradford. Los científicos deben ser conscientes del impacto que puede tener su trabajo en las normas éticas y jurídicas que prohíben desarrollar y utilizar armas biológicas, señala el informe. Si existe el peligro de que sus resultados puedan utilizarse para fabricar armas prohibidas, deberían debatirlo con quien financia su investigación, continúa recomendando el informe. Para evitar que la situación se complique aún más, se recomienda que los países refuercen la Convención de Armas y Toxinas y Biológicas (BTWC) en la revisión de 2006, y que los acuerdos que se firmen sean legalmente vinculantes.
Países
Reino Unido