Nueva Zelanda bate a Europa en la carrera por reestructurar la investigación...
Muchos de los Estados Miembros de la Unión Europea se encuentran ahora mismo en el proceso de replantearse la estructura de sus sistemas de investigación. Las razones para autoexaminarse se pueden resumir en una sola: el deseo de aumentar la competitividad sostenible, a menudo en medio de rigurosas limitaciones presupuestarias. Por tanto, los ministros de investigación se están interesando de nuevo en la forma en que otros países financian el desarrollo científico y tecnológico, y uno de los países que llama la atención es Nueva Zelanda. La Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ha declarado que el marco de este país para asignar fondos a la investigación, la ciencia y la tecnología es uno de los mejores del mundo, el Banco Mundial ha afirmado que la economía de Nueva Zelanda es la mejor del mundo para hacer negocios, y la revista 'New Scientist' ha comentado que el país destaca por encima de sus posibilidades en la investigación científica. En una visita realizada recientemente a Nueva Zelanda, CORDIS Noticias habló con algunos responsables de la investigación. En general, parece que los investigadores allí aprecian lo que tienen, y plantean solamente dos quejas relativas a la falta de dinero y el consiguiente alto grado de competitividad en el país para obtener fondos públicos para la investigación. La propia Nueva Zelanda ha pasado por una reestructuración, que vio cómo los laboratorios de investigación del antiguo gobierno se transformaban en nueve Crown Research Institutes (CRI) en 1992. Los CRI constituyen los mayores proveedores de investigación científica en Nueva Zelanda, y reciben el 61 por ciento de los fondos gubernamentales para la investigación. A los CRI se les han adherido ocho universidades, 21 politécnicos e institutos de tecnología e industria, que en la actualidad financian el 37 por ciento de la investigación en aquel país, con el 0,42 por ciento de su PIB. Los CRI son grandes organizaciones, con 300 y 800 empleados cada uno. Sus campos de investigación son los siguientes: agricultura (principalmente ciencias de la vida); cultivos y alimentación; ciencias forenses; productos de la madera y bosques; geología y ciencias nucleares; horticultura; investigación industrial (principalmente tecnologías de la información y las telecomunicaciones, electrónica, materiales y energía); biodiversidad y uso/gestión del suelo; y agua y atmósfera. Cada instituto constituye una empresa independiente con un consejo de administración, y aunque siguen recibiendo la mayor parte de los fondos del gobierno para la investigación, cada vez son más autosuficientes, y obtienen ingresos gracias a las aportaciones industriales, a los contratos internacionales y a otros contratos mercantiles de investigación. Uno de los CRI que mejor funciona en términos económicos es NIWA, el instituto nacional de investigación del agua y la atmósfera. 'Una vez que nos hacen salir y encontrar los fondos, es impresionante lo que descubrimos que podemos hacer. Teníamos una buena oportunidad, y no la desaprovechamos, señaló Rick Pridmore, Director Ejecutivo de NIWA. Cuando los laboratorios estatales se convirtieron en CRI, tuvieron que pasar de ser organizaciones que prestaban servicios a vender un producto, explicó el Dr. Pridmore. En la actualidad, aproximadamente el 40 por ciento de los ingresos del instituto proviene de los clientes comerciales. Aunque algunos de los demás CRI no han tenido tanto éxito en lo que se refiere a ganar dinero, están considerados como uno de los componentes vitales del marco investigador de Nueva Zelanda. El éxito de HortResearch, por ejemplo, se juzga en función de su contribución a la conservación de las capacidades neozelandesas, y de la educación y la formación, según el coordinador general del instituto para las operaciones empresariales, Greg Mann. Y HortResearch constituye otra historia de éxito. Las ventas del Kiwi Gold, que tiene la pulpa amarilla en vez de verde y que se desarrolló en HortResearch, alcanzaron los 176 millones de dólares neocelandeses (97 millones de euros) en 2003/2004. El gobierno también está orgulloso de los CRI. La directora ejecutiva del Ministerio de Investigación, Ciencia y Tecnología, Helen Anderson, los define como 'una historia de éxito sin revelar y señala que están perfectamente gestionados, son muy eficientes y están en estrecho contacto con sus comunidades de usuarios: unas máquinas bien engrasadas.' Los elogios no son incondicionales, no obstante. La falta de financiación implica unos sueldos poco atractivos, según el Dr. Pridmore, y hace que muchos investigadores abandonen la ciencia. Un presupuesto ajustado también dificulta la colaboración con universidades, dicen, porque compiten de forma directa por la financiación. El gobierno ha abordado la cuestión del equilibrio entre la competencia y la colaboración. 'Sabemos que tenemos que volver a llevar el péndulo hacia la estabilidad,' declaró la Dra. Anderson a CORDIS Noticias. Así mismo, señaló que es una mayoría silenciosa la que obtiene fondos para la investigación. El dinero que destina el gobierno a los CRI y las universidades se distribuye de forma competitiva mediante uno de los tres agentes de compra: la Fundación para la Investigación, la Ciencia y la Tecnología (FRST), el Consejo de Investigación de la Salud (HRC) y el Consejo Financiero Marsden, gestionados por la Royal Society de Nueva Zelanda. En mayo, el ministro neozelandés de Investigación, Ciencia y Tecnología, Pete Hodgson, anunció que su cartera recibiría la mayor cantidad del presupuesto de 2004, con una financiación estatal anual para la investigación de 604,59 millones de dólares neocelandeses (331,08 millones de euros). El resto de los fondos provienen de la industria, de empresas extranjeras y otros ministerios. Por ejemplo, en un intento por estimular la excelencia científica en Nueva Zelanda, en 2002 el Ministerio de Educación creó siete Centros de Excelencia en Investigación (CORE). Las universidades y los CRI también se benefician del Fondo Marsden, creado en 1995 para financiar la investigación fundamental de forma competitiva. El Fondo surgió de la creencia de que la investigación basada en la curiosidad se había quedado atrás, según el Dr. Don Smith, coordinador de financiación de la investigación en la Royal Society, que se encarga del funcionamiento de la iniciativa. El programa ha recibido elogios generalizados, y los estudios demuestran que la investigación financiada por el Fondo Marsden presenta unos niveles de publicación más altos, y que obtiene más patentes, en palabras del Dr. Smith. Además, los que reciben las becas no solamente se están beneficiando de fondo, sino del prestigio asociado al mismo, que puede constituir el despegue de una trayectoria profesional, dice el Dr. Smith. Con el reconocimiento de la importancia de la investigación fundamental y las medidas para hacer que la investigación no dependa tanto de la financiación estatal, se podría decir que Nueva Zelanda está por delante de Europa en muchos aspectos. Quizá por este motivo el país espera la visita de tres ministerios de investigación europeos en los próximos meses.
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