Una sesión científica confirma su apoyo a las redes destinadas a las ciencias sociales
Aunque las redes de investigadores han contado durante largo tiempo con el apoyo institucional europeo, para difundir los conocimientos y evitar la duplicación, la mayor parte de las actividades se han centrado en las ciencias naturales. La cuestión es saber si estas redes pueden ser igualmente constructivas para otras áreas de la ciencia, en concreto, las ciencias sociales y las humanidades. Este fue el tema de debate de una sesión científica suiza, que se celebró en Bruselas el 17 de junio y en la que, tanto el doctor en ciencias y político suizo Hanspeter Kriesi, como el economista y anterior secretario de Estado de Ciencia y Tecnología, el doctor Ramón Marimon, hablaron a favor de las redes destinadas a las ciencias sociales. Su intervención coincidió con el día en el que los jefes de Estado y de Gobierno europeos se encontraban entregados a arduas discusiones sobre la futura dirección de la Unión Europea. El doctor Marimon comentó que, aunque es importante que los programas de investigación europeos tengan una orientación industrial, "si miramos a los problemas que tiene la UE, a mí me parece que están relacionados con las ciencias sociales. Así que es extraño que no queramos invertir algún dinero en ello". Quizás sea Suiza el país que más redes en ciencias sociales y humanidades tenga. En 1999, se crearon en este país varios centros nacionales de competencia en investigación (NCCRs). Y, actualmente hay 20 operativos, seis de los cuales trabajan en los campos de las ciencias sociales y las humanidades. Como explicó el doctor Kriesi, las ciencias naturales fueron las primeras en beneficiarse de este plan. En la primera convocatoria de propuestas, las ciencias sociales tuvieron que competir con las ciencias naturales, y ninguna fue la destinataria de la financiación. Según el doctor "se considera que las ciencias sociales no tienen capacidad para construir redes perdurables". Esto provocó algunas objeciones por parte de la comunidad de expertos en ciencias sociales, y la consiguiente publicación de una convocatoria específica para éste área. El doctor Kriesi, coordinador de un NCCR que lleva por nombre "Retos de la democracia del siglo XXI", es un firme defensor de las redes que aglutinan a investigadores procedentes de las ciencias sociales y las humanidades. Las redes favorecen el intercambio y la cooperación en el seno de las disciplinas y entre ellas, en las universidades y en las regiones. Para el doctor Kriesi, estos aspectos las hace particularmente adecuadas para las ciencias sociales, tradicionalmente muy individualistas. Las redes evitan también el "efecto válvula," que consiste en dar muy poco a muchos, y propician la definición de los objetivos y de los medios para alcanzarlos. De particular importancia para las ciencias sociales, es la capacidad para reunir diferentes actores y se pongan manos a la obra en la creación de infraestructuras de datos. Las redes aumentan además la visibilidad y el prestigio de sus integrantes. "Obtenemos nuestros fondos de los ciudadanos y éstos quieren saber lo que hacemos con ellos. Los periodistas escriben sobre ti si tienes un NCCR y, por supuesto, de esta forma se logra captar la atención de los patrocinadores". El doctor Kriesi expuso también algunos de los argumentos en contra de la creación de redes, entre ellos está la creencia de que la excelencia es generada por los individuos, que permiten "programas de transferencia de datos libres" facilitando la inactividad, y que derivan en otras investigaciones. Algunos argumentan también que las redes a menudo son artificiales, esto es, que son creadas para recibir financiación pero vuelven a funcionar igual que antes, una vez que la han recibido. Y, que los socios son admitidos por motivos estratégicos, para garantizar la representación de todas las regiones o de grupos de lenguas, por ejemplo, y no basándose en las áreas de pericia. El doctor Kriesi quiso recalcar que no se muestra a favor de crear redes bajo cualquier circunstancia. Los socios deben tener una perspectiva a largo plazo, y la agrupación deberá incluir a investigadores abiertos, que tengan un espíritu empresarial y experiencia en el ámbito internacional. El doctor Marimon, conocido por la evaluación intermedia del VI Programa Marco que él, junto a un grupo de expertos, elaboró en 2004, habló sobre ciertos inconvenientes que pudieran surgir de estas redes, y que deben minimizarse. El doctor Marimon identificó dentro de esta categoría los excesivos costes burocráticos y de gestión, los retrasos institucionales, las frágiles estructuras internas, el débil compromiso intelectual y la interdisciplinariedad superficial. En cuanto al escaso índice de éxito de las aplicaciones relativas a la financiación, el doctor Marimon declaró que los costes son siempre superiores cuando es un esfuerzo clave. Aquellos que no son beneficiarios de la financiación deberían recibir unos comentarios pormenorizados informándoles del motivo de su exclusión. "Si la gente tiene confianza en el mecanismo, la próxima vez intentarán mejorar".
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Suiza