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Elemental, mi querido Einstein

Un consorcio de investigadores suizos, norteamericanos y rusos, ha conseguido demostrar la existencia de dos nuevos elementos artificiales en el célebre Centro ruso de investigación nuclear (JNIR) de Dubna (Rusia). Los elementos, todavía sin nombre, tienen los números atómicos...

Un consorcio de investigadores suizos, norteamericanos y rusos, ha conseguido demostrar la existencia de dos nuevos elementos artificiales en el célebre Centro ruso de investigación nuclear (JNIR) de Dubna (Rusia). Los elementos, todavía sin nombre, tienen los números atómicos 115 y 113 y se tratan del vigésimo y vigésimo primero de los nuevos elementos que se han descubierto desde el plutonio en1940. El Dr. Heinz Gäggeler del instituto Paul Scherrer (PSI) de Suiza fue el encargado de dirigir al equipo suizo cuyo papel fue demostrar la existencia de los nuevos elementos, los cuales ya se habían observado antes pero su existencia no había sido probada. El Dr. Gäggeler reveló a Noticias CORDIS: "El descubrimiento fue un acontecimiento especial porque significó el hallazgo de descubrimientos básicos. En este nuevo experimento conseguimos el elemento 115, que no se desintegra en un elemento conocido sino en un isótopo desconocido si está sujeto a radiación alfa. Creíamos que el elemento 115 se desintegraría en 113 que, a su vez, se desintegraría en 111, en 109, en 107 y, finalmente, en105. Nuestro problema radicaba en demostrarlo". El experimento consistió en bombardear un disco giratorio de Americio 243 (el número atómico del Americio es 95) con una corriente de iones de Calcio 48 (el número atómico del 20) dentro de un acelerador de partículas. "El Calcio 48 es un material muy exótico. Tiene un valor de miles de euros por miligramo y necesitamos varios gramos para completar nuestro experimento", comentó el Dr. Gäggeler. El equipo esperaba que los núcleos se fusionaran para dar lugar a un nuevo elemento: el número 115. Si esto ocurriera de hecho, los átomos del elemento 115 descubiertos serían capturados por un disco de cobre situado detrás del disco de Americio. Un gran número de elementos artificiales pesados son extremadamente inestables y tienden a desintegrarse con la radiación alfa. Este tipo de radiación comprende dos neutrones y dos protones, ligados en un solo paquete. Este tipo de radiación se detecta fácilmente y es clave para reunir las pruebas que el equipo necesitaba. Suponiendo que la teoría del equipo es correcta, el elemento 115 se desintegraría con la radiación alfa en 113 y si estuviese sujeto de nuevo a radiación se volvería a desintegrar, y ocurriría lo mismo todo el tiempo, muy rápidamente, hasta llegar al 105 que es relativamente estable. El problema al que se enfrentaba el equipo era demostrar la presencia del elemento 115 ya que existe sólo durante una fracción de segundo y lo mismo ocurre con todos los elementos hasta el 105, que existe durante varias horas. En este punto es donde intervino el equipo del Dr. Gäggeler, cuyos conocimientos permitieron demostrar fácilmente la existencia del elemento 105: "Utilizamos un truco químico. Nuestra contribución consistía en detectar el isótopo 105, conocido como Dubnio. Lo conocíamos químicamente a través de nuestros trabajos en un isótopo distinto del 105 y habíamos realizado nuestra preparación química de forma perfecta". "Continuamos la búsqueda de un nuevo elemento y anticipábamos el resultado sin saber si teníamos razón", explicó el Dr. Dr Gäggeler. "El resultado fue que encontramos 15 átomos de Dubnio: una cantidad muy pequeña. A pesar de ser una cantidad tan pequeña, la presencia de Dubnio constituía una prueba suficiente para el equipo. Contando el número de partículas alfa emitidas, el equipo podía trabajar al revés, a partir de Dubnio hasta llegar a los elementos 115 y 113. Por pura coincidencia, el Dubnio recibe su nombre de la ciudad rusa del mismo nombre donde se está realizando la investigación. Desafortunadamente, aunque la existencia de estos dos nuevos elementos ha conseguido ser probada, todavía no pueden recibir un nombre. Los nombres son atribuidos por la Unión internacional de química pura y aplicada y la unión internacional de física aplicada. "Su labor es determinar el momento en el que se ha identificado un elemento y hacer una reproducción. Puede llevar de 5 a 10 años para que [...] Japón, Europa o América hagan una reproducción de nuestros resultados. Son los únicos países con los aceleradores adecuados", aseguró el Dr. Gäggeler. "Estamos convencidos de que nuestros resultados son correctos. Así que es sólo cuestión de tiempo". Cuando se reproduzca el experimento, el equipo tendrá el privilegio de ponerle un nombre a los nuevos elementos.

Países

Suiza, Rusia, Estados Unidos

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