Los aviones y helicópteros no llegan ni a la suela del zapato de este dron limpio, ecológico y revolucionario
La popularidad de los vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), comúnmente conocidos como drones, ha aumentado durante los últimos diez años. A pesar de esto, no han logrado tener un gran éxito comercial, principalmente porque necesitan una pista o una lanzadera, un paracaídas y personal para su funcionamiento. La mayoría de ellos vuelan de veinte a treinta minutos y esto impide una amplia penetración en el mercado. El viento también supone un problema, puesto que hace que los drones vayan a la deriva incluso con una suave brisa. Sin embargo, los drones son capaces de despegar verticalmente, son fáciles de manejar y pueden volar de forma automática. El proyecto financiado con fondos europeos ARcopter se creó para «revolucionar el mercado de los drones comerciales presentando el primer UAV que combina un funcionamiento totalmente autónomo, un despegue y un aterrizaje verticales precisos (VTOL, por sus siglas en inglés), y maniobras rápidas, eficientes y fiables cuando hace viento», explica el coordinador Joseph Zwang. Finalmente, el objetivo era demostrar la viabilidad tecnológica de un dron que puede comercializarse para distintas aplicaciones comerciales, como en agricultura, infraestructuras, seguridad, medios de comunicación y ocio, y telecomunicaciones, entre otras. Vuelos más largos, rápidos y eficaces incluso con fuertes vientos Los socios del proyecto desarrollaron un sistema de control revolucionario que permite que el ala rote 360°. Esto generará elevación durante el vuelo, de forma que se reduce considerablemente el consumo energético. «Es el primer vehículo aéreo del mundo que puede volar horizontalmente con la misma eficiencia que un avión y es capaz de planear y realizar VTOL como un helicóptero», explica el director de tecnología de Colugo Systems, Amit Regev. El dron eléctrico puede volar hasta 120 km durante más de dos horas y realizar VTOL con vientos de unos 25 nudos, hace menos ruido y minimiza la contaminación atmosférica. Además, puede llevar diferentes cargas útiles para distintos tipos de misiones. Tras crear un prototipo, el equipo de ARcopter encontró un cliente que adoptó la innovación. En un desierto al sur de Israel, probaron un vuelo totalmente autónomo con un alcance de 30 km. En poco más de cuarenta y cinco minutos, el dron logró regresar a su punto de aterrizaje tras la prueba efectuada. Paso del sector militar al público y privado El consorcio tiene como objetivo tres mercados en los que las misiones con drones supondrán un punto de inflexión para los usuarios finales. Para las empresas petrolíferas y de gas, los propietarios de redes de tensión y los operadores de turbinas eólicas y ferrocarriles que inspeccionan y controlan infraestructuras como oleoductos, gasoductos, vías de tren y campos de paneles solares, la solución reducirá considerablemente las averías, disminuirá la contaminación, evitará víctimas humanas y ahorrará costes. Los agricultores particulares y las cooperativas de agricultura de precisión podrán obtener muchos datos sobre los cultivos e identificar tempranamente plagas y enfermedades. Esto debería traducirse en un aumento considerable de la cantidad de productos. El dron ayudará a los servicios de urgencias, las patrullas fronterizas y los guardacostas llegando rápidamente a las zonas siniestradas o las misiones y presentando informes en tiempo real. Además, rastreará y detectará personas y objetos en pos de la seguridad de infraestructuras. El coordinador del proyecto de Colugo Systems ha iniciado un proyecto piloto con una gran compañía de gas. Dos drones están realizando vuelos para detectar fugas de gas. «Localizar las fugas en una fase temprana reducirá las emisiones contaminantes a la atmósfera y protegerá el medio ambiente, al tiempo que reducirá costes», comenta Zwang.
