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Un nuevo estudio mide las reacciones de la gente ante las inquietudes alimentarias

Un nuevo estudio de la UE ha revelado que los expertos en alimentación culpan a los medios de comunicación de la "alarma" que generan en torno a los alimentos y las consecuencias derivadas y concluye que los consumidores se muestran indiferentes a las influencias de los medios...

Un nuevo estudio de la UE ha revelado que los expertos en alimentación culpan a los medios de comunicación de la "alarma" que generan en torno a los alimentos y las consecuencias derivadas y concluye que los consumidores se muestran indiferentes a las influencias de los medios de comunicación o los motivos que éstos aducen. La seguridad alimentaria es algo que damos por supuesto, hasta que va mal. Los brotes de la enfermedad de las vacas locas, el envenenamiento por alimentos, los contaminantes e incluso la gripe aviar tienen impactos rápidos y a menudo duraderos en los sectores industriales correspondientes. Incluso los alimentos "sanos" sufren repercusiones. Conforme continúan en aumento las dolencias cardiacas y la obesidad, surgen cuestiones sobre la seguridad de los aditivos. Un ejemplo es el debate que se está produciendo actualmente sobre la seguridad de las grasas vegetales hidrogenadas. A través del estudio, financiado por el VI Programa Marco de la Comisión Europea, como parte del Proyecto Integrado Safe Foods, se pretendía identificar las diferencias culturales en cinco Estados miembros de la UE: Países Bajos, Grecia, Reino Unido, Dinamarca y Alemania. El estudio utilizó grupos específicos para determinar la opinión a través de discusiones y de grupos de "expertos" y "no expertos" en cada país. "Los estudios se han ido centrando una y otra vez en las percepciones que tienen las personas acerca de los riesgos alimentarios. Lo que no se había examinado todavía es cómo cree la gente que son gestionados los riesgos alimentarios y cuál es según expertos y consumidores la manera más óptima de tratar las cuestiones sobre seguridad alimentaria", declaró la Dra. Ellen van Kleef, principal investigadora de la Universidad Wageningen en Países Bajos. Los resultados demostraron que los grupos de expertos eran muy coherentes con sus opiniones, mientras que en los grupos no expertos, las opiniones variaban considerablemente. "Los expertos tendían a expresar la misma opinión independientemente de sus orígenes culturales, mientras que los consumidores tendían a diferir en sus opiniones en todos los países", señala el informe. Quizá no sorprenda el hecho de que los expertos en alimentación crean en la eficacia de las medidas adoptadas para reducir los riesgos, aunque por supuesto pueden ser que sean los únicos en adoptar decisiones en sus países de origen, o que comprueben que las medidas se ajustan a las rutas prescritas y establecidas. "En general, los expertos son más positivos que los consumidores en cuanto a la eficacia de las prácticas relativas a la gestión de riesgos alimentarios. Cuando los consumidores perciben que los riesgos alimentarios están bien gestionados, a menudo esta percepción está asociada a sistemas fijos de control que son conocidos por la gente, como los mecanismos para controlar un brote de envenenamiento por alimentos", señala el informe. Tanto los expertos como los que no lo son creen que las mejores medidas para tratar la seguridad de los alimentos son preventivas, ya que gestionan el riesgo antes de que la gente lo padezca. Las percepciones señalan que la gente podría sospechar de las motivaciones de determinadas medidas. Si creen que el motivo real que se esconde detrás de una medida es económico o político en vez de estar basado en la seguridad, esto hace aumentar realmente las inquietudes de las personas, lo que podría tener importantes implicaciones sobre la forma de gestionar los gobiernos las alarmas de seguridad alimentaria. El estudio reveló también una disparidad entre los expertos y no expertos en cuanto a los niveles de información que consideran necesarios. El grupo de expertos opinaba que la gente necesita estar más informada o recibir mayor formación sobre temas concretos, El grupo de no expertos, sin embargo, creía que a menudo eran sobrecargados de información, sintiéndose incapaces de asumirla toda. Quizá aquí sea dónde radica la falta de información, en la frontera entre estas dos posiciones. "La comunicación proactiva con los usuarios finales relevantes, incluidos los consumidores, sobre los problemas emergentes de seguridad alimentaria, podría aumentar la confianza en las prácticas relativas a la gestión de riesgos", según el informe. El primer estudio aporta una "primera visión útil sobre el abanico de cuestiones sociales de relevancia que deben tenerse en cuenta en la gestión de riesgos alimentarios", señala el informe. Se realizarán otros estudios adicionales de ámbito mayor. Safe Foods dirigirá las investigaciones en 19 países europeos en las que participarán 26 universidades y organismos de investigación. El estudio inicial ha fijado el trabajo preliminar para un estudio de mayor envergadura que recogerá las opiniones de 2.500 consumidores.

Países

Alemania, Dinamarca, Grecia, Países Bajos, Reino Unido