¿Mujeres desesperadas? Un estudio de la UE revela que la cultura del trabajo va en contra de las políticas en favor de la familia
Un estudio realizado con fondos de la UE pone de manifiesto el conflicto existente entre la globalización e intensificación de la carga de trabajo por una parte y por otra la necesidad de los padres de disponer del tiempo necesario para ocuparse de sus hijos. En los últimos años gobiernos y empresas han comenzado a poner en marcha en diferente medida diversas políticas destinadas a ayudar a los trabajadores a mantener un "equilibrio entre el trabajo y la vida personal". Entre estas políticas cabe incluir los permisos por paternidad o maternidad, los acuerdos para poder ocuparse de los menores, la flexibilidad en el horario de trabajo y la posibilidad de trabajar a tiempo parcial. El proyecto Transition, financiado con fondos asignados a la acción clave "Mejora de la base de conocimientos socioeconómicos" del V Programa Marco ha analizado de qué manera consiguen las madres y padres jóvenes de siete países europeos compatibilizar su vida familiar y laboral. Los padres objeto de este análisis trabajaban en organizaciones tanto públicas como privadas. El estudio revela que a pesar de la existencia de políticas oficiales tanto a nivel de empresa como de gobierno destinadas a ayudar a los padres, en la práctica estas políticas se ven debilitadas demasiado a menudo por una cultura y unas prácticas laborales muy relacionadas con la intensificación de la carga de trabajo. La reestructuración y reorganización del entorno laboral que pasa por la reducción de plantillas así como por otras iniciativas destinadas a incrementar la competitividad y la eficiencia suelen tener como resultado una intensificación de la carga de trabajo. Han sido muchos los padres en toda Europa tanto en el sector público como privado que han experimentado ya este fenómeno. Esta intensificación del trabajo entra en conflicto en varios aspectos con las políticas en favor de la familia. Por ejemplo, a pesar de que los horarios flexibles pueden servir para ayudar a los padres a compatibilizar el trabajo remunerado con su vida familiar, el aumento en la carga de trabajo puede suponer que los límites entre la vida laboral y familiar se vayan difuminando, con horarios más largos que acaban por invadir la vida familiar. Por otra parte el aumento en las tareas resultante de la intensificación del trabajo hace prácticamente imposible para algunos el poder acogerse a un horario flexible. Por ejemplo los padres son a menudo reacios a solicitar excedencias por motivos familiares porque son pocas las posibilidades de que se les reemplace en su trabajo cuando estén ausentes. Una mayor carga de trabajo complica además a los directores la organización de las excedencias por motivos familiares; si un padre decide solicitar una excedencia, su trabajo va pasar otra persona, normalmente un colega inundado ya de trabajo, o bien va ir acumulándose mientras esté fuera. Lo que muchos trabajadores perciben como una ausencia de seguridad en el mantenimiento de su puesto de trabajo hace asimismo que muchos padres abandonen la idea de solicitar los permisos de paternidad a que tienen derecho. En particular, muchos padres que se inclinan por un trabajo a tiempo parcial sienten que se cuestiona su compromiso con el trabajo. El estudio desvela que en la práctica uno de los factores más importantes que animan a los padres a beneficiarse de estas ventajas es el apoyo de su jefe directo y de sus colegas. Ser padre sigue siendo un importante punto de inflexión en el camino hacia la igualdad de género. Incluso en Suecia y Noruega, los países más igualitarios de los analizados en este estudio, la experiencia de la maternidad y de la paternidad están muy condicionadas por el género. En toda Europa la mayoría de los padres varones siguen trabajando a tiempo completo, una tendencia que no deja de consolidarse pues muchos directores consideran que las políticas en favor de la familia han sido diseñadas sobre todo o exclusivamente para la mujer. En las contadas ocasiones en las que por razones prácticas es el padre quien se ocupa del cuidado de los hijos mientras la madre trabaja fuera de casa, tanto uno como otro sufren sistemáticamente tensiones de identidad relacionadas con su género. El estudio identificó asimismo determinados grupos de personas a las que se les deja al margen de los beneficios derivados de las políticas en favor la familia. Por ejemplo, los empleados que trabajan en contacto directo con clientes tienen menos posibilidades de disfrutar de condiciones de trabajo flexible que los demás trabajadores. Muchas grandes empresas y organizaciones subcontratan a otras empresas determinadas tareas, sobre todo las relacionadas con trabajos no cualificados como, por ejemplo, los trabajos de limpieza. Al no estar contratado directamente por la organización para la que trabajan el personal subcontratado no tiene acceso a las asignaciones y beneficios que la empresa contratista ofrece a su propio personal. Los autores del estudio destacan en sus recomendaciones la necesidad de que los gobiernos, empresas, sindicatos y otros estamentos analicen la contradicción existente entre la intensificación de la carga de trabajo y las necesidades de padres e hijos. Este debate debería necesariamente plantear cuestiones más importantes respecto a los objetivos y valores europeos. Por su parte, los patronos deben establecer prácticas y procesos más transparentes destinados a ayudar a padres y madres a negociar de forma adecuada los límites entre el trabajo y la vida familiar. Más adelante este mismo año aparecerá un libro con algunos de los casos reales analizados en este estudio. Una parte de los socios participantes en el proyecto colaborará asimismo en otro proyecto de la UE que estudiará la calidad de vida en las familias y organizaciones de toda Europa.
Países
Bulgaria, Francia, Países Bajos, Noruega, Portugal, Suecia, Eslovenia, Reino Unido