Un informe recomienda la promoción de la participación femenina en la ciencia académica
Las academias científicas, por su situación en la cúspide de la estructura científica, están en perfectas condiciones para hacer frente a la infrarrepresentación de la mujer en el mundo científico. Así lo afirma un grupo de expertos constituido por un colectivo de sociedades científicas de varios países. Hace algo más de un siglo, se dieron los primeros pasos en el acceso de las mujeres a las oportunidades educativas y profesionales de ciencia y tecnología. "La aventura ha sido una lucha constante por vencer resistencias encubiertas pero conocidas", así reza el informe del grupo de expertos, publicado por el "InterAcademy Council" (Consejo interacademias). A pesar del talante positivo de las legislaciones nacionales, el progresismo universitario y la vocación promocional de varias campañas corporativas y personales, los resultados cosechados por las acciones aisladas no son suficientes para garantizar el éxito profesional de las mujeres en el mundo científico, según pone de manifiesto el estudio. "Se ha pasado por alto un elemento fundamental: el compromiso integrador incondicional del liderazgo tradicional del mundo de la ciencia y la tecnología. Sin el apoyo del Sistema, las mujeres tienen el horizonte cerrado", se advierte. Por ello, se exhorta a las academias a no escatimar esfuerzos para incrementar la participación femenina en la ciencia. Las academias representan la élite de la ciencia y la ingeniería, y gozan de respeto general. Los miembros de las sociedades científicas suelen dirigir universidades y centros de investigación, además de asumir, en varios países, funciones de asesoramiento a las autoridades públicas. La principal recomendación del grupo de expertos va dirigida a la necesidad de ejercer tres "prácticas de buena gestión" fundamentales: - atraer a las mujeres y niñas hacia la ciencia y la tecnología, promover su formación y luego retenerlas en estos campos y apoyarlas en el desarrollo de sus carreras profesionales; - hacer a las mujeres partícipes de las actuaciones globales de fortalecimiento de capacidades; - velar por la integración de las mujeres en las propias organizaciones académicas. En algunos países, las mujeres no alcanzan el 5 % de la población académica. El grupo de expertos, para estos casos, dirige a las Presidencias y Consejos de academias un llamamiento para que adquieran un firme compromiso con el desempeño de prácticas integradoras y la atención constante a la dimensión de género. La solución se encuentra en la constitución de comités de diversidad, compuestos por académicos y académicas. La ampliación del colectivo de mujeres cualificadas candidatas para ser nombradas en las academias es otra de las prioridades. Además, el grupo de expertos recomienda que las sociedades científicas que apoyan la investigación atiendan a las implicaciones potenciales de los proyectos en la dimensión de género. "¿Existe igualdad de acceso a la financiación entre investigadores e investigadoras? En los casos en que en el estudio contemplado pueda influir el género del investigador, ¿ha realizado el o la responsable las gestiones necesarias para constituir un grupo mixto? ¿Se ha comprobado la ausencia de impacto diferencial de los resultados obtenidos en hombres y mujeres?" son algunas de las preguntas planteadas por el informe. El grupo insta también a las academias a ejercer su influencia ante los gobiernos nacionales. En los debates, deben defender la plena integración de las mujeres en la ciencia y la tecnología a través de la legislación de no discriminación, la creación de oficinas nacionales dedicadas a los problemas de las mujeres en estos campos, la reforma de los libros de texto y otro material didáctico, y el análisis permanente del estado de la cuestión. Así lo indica el informe. El grupo de expertos hace hincapié en la diferencia entre países desarrollados y en desarrollo en cuanto a participación femenina en ciencia y tecnología: "Si en los países avanzados las disparidades son acusadas, en el mundo en desarrollo es tal que supone un obstáculo de envergadura al crecimiento económico". Y es que la ausencia de la mitad de la población constituye un freno al crecimiento y desarrollo de unos países que requieren una masa crítica de científicos e ingenieros para garantizar la sostenibilidad. Existen otras razones prácticas que justifican la presencia de la mujer en la ciencia. "La diversidad de los trabajadores, como reflejo de la variedad y amplitud de experiencias y opiniones, es una ventaja indiscutible, no solamente para la calidad de la ciencia y la tecnología, sino también para la sociedad en conjunto", reza el estudio. Luego está la dimensión humana. Una declaración adoptada tras la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer dice que la igualdad de género es "parte inalienable, integral e indivisible de los derechos humanos universales". El grupo de expertos determinó rasgos compartidos entre las mujeres que hubieran brillado en la ciencia y la tecnología. Del análisis de biografías y entrevistas se extrajeron los siguientes factores comunes: fascinación precoz por la ciencia, independencia de pensamiento, rechazo temprano a las barreras culturales impuestas a niñas y mujeres, apoyo de los padres, en especial del padre, educación de calidad, impartida no raramente en estructuras exclusivamente femeninas, mentoría, respaldo del marido y oferta de atención infantil de calidad. Si lo que se pretende es que crezca el colectivo que se acaba de describir, será necesario introducir desde arriba cambios en los entornos institucionales de la comunidad mundial de la ciencia y la tecnología. "Las academias están en condiciones de ejercer un liderazgo inspirado para otras organizaciones también", se concluye en el informe.