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Un cáncer canino, la línea celular más antigua conocida

Varios científicos y veterinarios han seguido la pista desde sus orígenes a un cáncer que afecta a perros de todo el mundo, hasta llegar a un lobo o perro que vivió probablemente en Asia central hace 250 años. Lo particular del Tumor Canino de Transmisión Venérea (TCTV) es que...

Varios científicos y veterinarios han seguido la pista desde sus orígenes a un cáncer que afecta a perros de todo el mundo, hasta llegar a un lobo o perro que vivió probablemente en Asia central hace 250 años. Lo particular del Tumor Canino de Transmisión Venérea (TCTV) es que se contagian entre perros las propias células tumorales. Los resultados han aparecido publicados en la revista Cell. El TCTV es contagioso, no sólo por contacto sexual, sino también por el aire y a través del intercambio de saliva. Este peligroso tumor canino tiene una mortalidad muy reducida y la enfermedad suele remitir de tres a nueve meses después de la infección, reforzando el sistema inmune de los animales. Afecta a canes de todo el mundo y es relativamente común en los perros callejeros. Se sabe desde hace tiempo que las células cancerígenas se transmiten directamente entre canes. Sin embargo, hasta hace poco no se tenía evidencia de ello, describiendo algunos científicos el contagio por virus de células tumorales. Para zanjar la cuestión, un grupo de investigadores dirigido por el profesor Robin Weiss, del University College de Londres, examinó y comparó el ADN de tumores en perros de los cinco continentes con el propio ADN de los animales. Se descubrió que, en todos los casos, las células tumorales eran diferentes genéticamente del perro que las albergaba. Esto significa que el cáncer procedió de un perro diferente. No sólo eso, sino que los análisis comparativos de todos los tumores mostraron un contenido genético casi idéntico, lo que señalaba una única fuente, desde la que el mal se extendió al resto del mundo. La fase siguiente fue la localización geográfica y temporal del origen del cáncer canino. Para ello, se comparó el ADN de las células tumorales con el de distintas razas de perros. Los resultados sugieren que el tumor surgió de un lobo o un espécimen de una antigua raza canina asiática, probablemente un husky o shih-tzu. Las variaciones en el ADN de las muestras tumorales parecen apuntar a la relativa juventud de la enfermedad, entre 250 y 1.000 años. "El TCTV se convirtió en un parásito celular, que se independizó de su huésped", se puede leer en el artículo publicado. La investigación nos enseña muchas cosas sobre la naturaleza y el modo de transmisión de los tumores. El TCTV es el clon más antiguo conocido por la ciencia. Viene a contradecir el tópico de que las células cancerosas sin tratar van generando más y más mutaciones, factores multiplicadores de agresividad. En un artículo complementario, Bridgett vonHoldt, de la Universidad de California y Elaine Ostrander, de los Institutos Nacionales de Salud, indicaron que el éxito de la línea celular radicaba en su modo de transmisión. "Aunque normalmente el contacto directo se considera un modo de contagio escasamente eficaz, el TCTV se vale del síndrome de popularidad de los perros domésticos", señalan. "Un macho puede engendrar varias docenas de camadas a lo largo de su vida, haciendo posible que el tumor afecte a un número de hembras mucho más superior al habitual en especies monógamas". Por lo que respecta a los indicios de que el cáncer no parece haber ganado en agresividad, el profesor Weiss y su equipo indican que la transmisión no habría alcanzado dimensiones planetarias si el TCTV hubiera matado a los perros de entrada. La enfermedad, por su modo de transmisión sexual, necesita mantener vivas a las hembras huéspedes hasta su próximo ciclo reproductor. La investigación puede tener efectos para la conservación, entre otros, del demonio de Tasmania, amenazado actualmente por un cáncer que parece tener como causa la transmisión de células cancerosas. Los métodos empleados por el profesor Weiss y su equipo probablemente permitan determinar si un cáncer "parasitario" es la causa de la enfermedad que afecta al demonio de Tasmania. Por último, el estudio encierra posibilidades interesantes para la medicina humana. "El descubrimiento pone de manifiesto que las células tumorales son capaces de evadir las respuestas inmunes; en este sentido, el TCTV es muy inteligente", explica el profesor Weiss. "La transmisión entre humanos de células cancerosas ha llegado a producirse, en contadas ocasiones, disimulándose en órganos trasplantados. Los tratamientos con inmunosupresores administrado a los pacientes trasplantados para evitar el rechazo favorece el crecimiento tumoral de las células cancerosas, como ocurre con el TCTV. Es la razón por la cual no se recomienda el uso de órganos de donantes que hayan tenido cáncer".

Países

Reino Unido, Estados Unidos

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